- Nacimos en este mundo sistematizado por Satanás. Este sistema sostiene y hace sobrevivir a un gobierno sin vida. Pero en la iglesia no es así: no tenemos jerarquía, no tenemos dominadores y dominados; más bien, somos miembros del Cuerpo de Cristo, unidos orgánicamente por la vida (2 Corintios 4:4; Efesios 2:1-2; Juan 12:31; Romanos 5:17; 1 Juan 1:1-2; 1 Corintios 12:12, 27).
- ¡Qué importante es la Palabra (el Verbo) de vida! El universo fue hecho por la palabra. Siempre que Dios habla, Su obra es hecha. Hoy continúa hablando por el Hijo a través de Sus profetas. Dios usa al hombre para hablar (Hebreos 1:1-2; 11:3).
- En la Biblia tenemos varios registros de los ataques de Satanás a la palabra de Dios: María y Aarón, Coré, Natán y Abiram cuestionaron el hecho de que Dios hablara a través de Moisés. Nehemías también fue atacado con cartas abiertas, diciendo que su intención era ser rey de los judíos. El enemigo de Dios quiere anular el hablar de Dios, atacando Su canal (Éxodo 20:18-19; Números 12:2; Números 16:1-5; Nehemías 6:5).
- Dios no engendró la iglesia para albergar discusiones doctrinales estériles, sino para que produzca los frutos que Él espera. Nuestro enfoque no es predicar mensajes hermosos, sino, como pámpanos de la vid, producir frutos para Dios. ¡Él quiere producción de frutos! (Juan 15:2). (Alimento Diario, Libro 4, Semana 4, miércoles, página 62).
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