- Después de creer en el Señor Jesús, nuestro espíritu fue regenerado y comenzamos a ejercitar nuestra fe. La fe es como un portal que lo transporta desde esta dimensión limitada de tiempo y espacio a la dimensión donde está Dios: la dimensión de la eternidad. ¡En esa dimensión celestial y espiritual, todo es ilimitado! (Hebreos 11:1, 3,6; 2 Corintios 4:18).
- Cuando va más allá del portal de la fe y va la dimensión de Dios, experimenta un amor tan grande y llega a conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento (Efesios 3:17-19).
- Dios quiere llenarlo, tomarlo por medio de llenarlo con Cristo, con la realidad misma, con Su amor. Esto producirá el amor fraternal. Cuando estamos llenos del amor ágape de Dios, se produce la vida del Cuerpo, un vivir con todos los miembros, generando el amor fraternal (Efesios 1:9-10, 23).
- “El Señor llama a paralíticos, ciegos, cojos, pobres, miserables y a leprosos para seguirlo. Estos son los miembros de la iglesia. De hecho, Jesús vino a salvar a los pecadores. Él vino a salvarnos” (Alimento Diario, Libro 3, Semana 3, miércoles, página 47).
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