INMERSIÓN DIARIA Sábado | M.11 . La Casa de Dios, la Puerta del Cielo

  1. El Hijo del hombre es la escalera que conecta a la tierra con el cielo. Pero quien sube esa escalera son los ángeles, pues nosotros ya estamos en Cristo y conectados con Él. Por la escalera, la iglesia ya está en los lugares celestiales. El Evangelio de Juan es un llamamiento a un lugar donde la iglesia siempre debe estar: en el cielo (Efesios 2:6; Juan 1:51; Génesis 28:10-17; Colosenses 3:1- 3).
  1. Por la inmersión, cosechamos los frutos y extraemos las riquezas de la buena tierra. Esa labor nos concede como herencia una doble porción de tierra. La tierra es el reino y también la primera bendición que surge de la primogenitura. La segunda bendición es el sacerdocio y la tercera es la realeza. Por tanto, no cambies las bendiciones de la primogenitura por un plato de comida, por la búsqueda del sustento. Cree que el Señor da a sus seres queridos mientras duermen. (Apocalipsis 20:6; Génesis 49:10-11; Salmos 127:2; Mateo 6:33; Deuteronomio 21:17).
  1. La iglesia es la casa de Dios y la puerta del cielo. En la vida de la iglesia vivimos en el cielo, pues la iglesia y el cielo están conectados por medio de cristo. Esta es la realidad de los cuatro seres vivientes y lo que está sucediendo en nuestros días. El ritmo del cielo dicta el ritmo de la tierra. Hacemos lo que dicen los cielos y los cielos hacen lo que hace la tierra. (Mateo 16:18-19; Juan 1:50-51).
  1. “El Espíritu hace la obra, pero necesita la cooperación del hombre al creer en la palabra. El hombre es sólo un vaso, porque la excelencia del poder es de Dios, y no del vaso. Ese poder viene por la Palabra (4:7). En cuanto a nosotros, solo nos complete creer y obedecer”. (Alimento diario, Libro 3, Semana 6, sábado, p. 102).

 

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