- Cuando nos disponemos como obreros en la obra de Dios, ¡la Cabeza está con nosotros! Él no está solo sentado en el cielo, sino que dice: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28:20).
- Dios da la palabra a la iglesia, que cree, obedece y práctica. Así Cristo viene y coopera con nosotros, confirmando la palabra por medio de señales. Lo estamos experimentando en nuestros días. Cuando creemos en la palabra profética, la obedecemos y salimos a hacer lo que ella nos manda, las señales nos siguen. (Marcos 16:15-20).
- En la obra de Dios, el Hijo no puede hacer nada por sí mismo. Él hace exactamente lo que hace el Padre. La obra de Dios es hecha por Él mismo. Esta es una lección muy difícil de aprender para el hombre (Juan 5:19- 31).
- “Tenemos sobre nosotros la bendición y la cooperación de los siete Espíritus, que nos dan poder y nos animan a hacer lo sobrenatural. (¡El que tenga oídos, oiga! — Lecciones de Pérgamo y Tiatira, pág. 62).