- Antes de la creación del hombre, el Padre y el Hijo vivían en fiesta. Todo era alegría y felicidad. Día tras día había felicidad y placer (Proverbios 8:30-31).
- Dios creó al hombre para festejar. Por eso Él te llamó, te bautizó con el Espíritu Santo y te colocó dentro del Cuerpo de Cristo. ¡Ese es el principio de las fiestas divinas! (Éxodo 5:1, 10:9; Levítico 23:1, 1 Corintios 12:13).
- No debemos ir a las fiestas del Señor con las manos vacías, sin nada. Es necesario, entonces, trabajar en la tierra, que es Cristo, y así participar de las fiestas divinas (Éxodo 23:15; Deuteronomio 16:16-17).
- Invite a las personas a conocer el vivir de la Iglesia, la inmersión en la palabra, la Casa de Adolescentes, los capitanes y las tropas. No se necesitan muchas explicaciones. Andrés fue a ver dónde vivía el Señor y se quedó allí todo el día. (Juan 1:35-42), (Alimento Diario, Libro 3, semana 2, sábado, pág. 37).