- La venida del Señor está cerca, entonces, vamos a amarlo con toda nuestra alma y todas nuestras fuerzas, practicando la inmersión en Su palabra. Sirvamos al Señor y a las personas, Él nos necesita para apacentar y pastorear Sus ovejas (Juan 21:15-25; Mateo 23:37-40; 24:45-51).
- ¡Vivamos la vida de la iglesia en resurrección! El Señor desea que todos seamos sacerdotes y que ejerzamos nuestra función en el Cuerpo, no de la manera tradicional o convencional, sino en novedad de vida (1 Pedro 2:9; Romanos 6:4-5; 12:4-8, 11).
- No nos preocupemos en nuestro corazón por saber quién es el mayor entre nosotros; más bien, seamos como niños, humillémonos y vaciémonos para entrar en el reino de los cielos (Mateo 18:1-5; 20:25-28; Filipenses 2:5-11).
- El Señor necesita personas que cooperen con Él, dándole al Espíritu libertad para actuar. Si Dios hace algo fuera de su lógica humana, ¿se unirá a Él? El Espíritu no sigue las leyes de la física, y mucho menos nuestro concepto natural. El Espíritu sopla donde quiere, no sabemos de dónde viene ni a dónde va (Juan 3:8) (Alimento diario, Libro 1, Semana 2, sábado, p. 34).