- La Iglesia es viva y libre. Ella es como un águila en pleno vuelo. No nos limitamos a las cosas materiales, a la lógica y a la ansiedad por el sustento: nuestro objetivo es edificar la Iglesia, predicar el evangelio, cuidar de las personas y traer el Reino de Dios. Somos ciegos al mundo, pero somos una novia perdidamente apasionada por el Señor. Continuemos en esa base de amor (Efesios 3:17; Ezequiel 1:4-12; Apocalipsis 4:7-8, 19:7, 21:2).
- El mensaje de Dios es Su Palabra que da dirección a todas las Iglesias y establece Su gobierno. Cuando la normalidad de la Iglesia es restaurada, los mensajeros solo transmiten fielmente el mensaje de Dios, notificado al apóstol (Apocalipsis 1:1; 3:7).
- La obra de Dios debe avanzar y ella avanza a través de las nuevas revelaciones en la Palabra (Juan 6:28-29).
4. “Para que podamos experimentar la vida de la Iglesia hoy, Jesús tuvo que pasar por la muerte y, en Su resurrección, la vida fue engendrada. Como miembros del Cuerpo de Cristo, no podemos permanecer en la esfera natural de nuestra mente humana, sino que debemos vivir en la esfera de la resurrección. ¡La Iglesia fue engendrada en la esfera de la resurrección!” (Alimento diario, Libro 3, Semana 4, sábado, pág. 68).
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