- Todos somos guerreros del Señor, acampamos como soldados, defendemos los intereses de Dios y luchamos contra sus enemigos. Nuestro centro es el lugar de habitación, la morada de Dios, el tabernáculo, y vivimos en función de eso. (Números 2:1-2)
- Por un lado, edificamos la iglesia, y por otro lado marchamos como un ejército. El pueblo de Dios es uno solo, no hay manera de fraccionar las tribus ni que tengan dirección propia; todas las tribus forman un solo ejército, acampadas alrededor de un solo tabernáculo, y luchan como un solo ejército por el establecimiento del reino de Dios en la tierra. (Números 2:1-31)
- En la iglesia, todo debe hacerse de acuerdo al orden de Dios. Tenemos una sola dirección, un solo tabernáculo. La nube es la que dicta las reglas, no el hombre Moisés. El Señor dicta las órdenes y nosotros las seguimos. Si la nube se levanta, todos andan; Cuando la nube reposa, todos paran. Nuestra dirección es dada por la nube, por el Señor. Todos vamos en la misma dirección. (Éxodo 40:16-17, 34-38)
- Lo que nos une es la circulación sanguínea, es la vida. Lo que nos mantiene vivos y nos vincula a todos los demás miembros del Cuerpo de Cristo es la palabra, la vida eterna. (Alimento Diario, Libro 2, Semana 1, viernes, p. 16)