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- Cristo gobierna la iglesia por la Palabra. Los líderes de la iglesia deben desempeñar el papel de mensajeros, aquellos que reciben y transmiten el mensaje de Dios a la iglesia. Si soy portador de un mensaje, no es mío, sino de Dios. No filtres, sino transmite fielmente. No podemos pasar un comando equivocado al Cuerpo. Dios usa el canal para transmitir fielmente Su encargo (Apocalipsis 2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14; 2 Timoteo 2:2).
- Pablo era un canal dispensador de la Palabra de Dios y solo podía transmitir lo que Él revelaba. Este es un principio que nos debe gobernar: el tesoro de Cristo está en la Palabra, no sólo en la Biblia, sino donde hay revelación. La revelación es de Jesus Cristo. Él es el tesoro. Dios revela a Su canal dispensador, y los mensajeros de las iglesias transmiten la revelación de Jesus Cristo que reciben a través del canal de Dios (Efesios 3:2, 8; Apocalipsis 1:1).
- No confiamos en el liderazgo humano, sino en el Espíritu. Tiene en su mano derecha los siete Espíritus y las siete estrellas, los Siete ángeles, mensajeros de la iglesia. La iglesia depende del poder del Espíritu (Zacarias 4:6; 2 Corintios 3:5).
- “¡Con Cristo nuestra vida es una fiesta constante! La vida de la iglesia es una fiesta constante. No necesitamos ciertos días para celebrar. Podemos hacerlo en todo momento, sumergiéndonos en la palabra, haciéndolo, siendo llenos del Espíritu, hablando unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales” (Alimento Diario, Libro 4, Semana 2, viernes, pág 34).
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