- Hoy tenemos hermanos en África, Europa, Centroamérica, Panamá, Corea, Japón y en varios otros países. A pesar de vivir en culturas tan diferentes, entre todos circula la misma vida y con alegría, practicamos las mismas cosas. Somos gobernados por la vida. No hay ningún hombre capaz de gobernar esto. Dios está produciendo un gobierno en vida de la Iglesia (1 Juan 1:1-3; Efesios 2:19-22).
- Sólo las palabras hermosas de sabiduría o persuasión humana no producen la obra de Dios en la fe. La fe se basa en la palabra de Dios. El apóstol Pablo sirvió durante algunos años en Asia, pero al final fue abandonado por personas que no se preocupaban por los hermanos, sino que sólo estaban interesadas en aumentar su número de seguidores (Romanos 10:17; 1 Timoteo 1:3- 4; Hechos 20:29-30; 2 Timoteo 1:15).
- La palabra es la verdad. Hoy caminamos en la verdad por la palabra que recibimos. No debemos recibir la palabra de la vida como ley, sino depositarla en nuestro corazón. Este es el camino que nos hace caminar en la verdad (Deuteronomio 6:5-9; 2 Juan 1-4; Juan 17:17-19; Efesios 3:17; 5:25-26; Colosenses 3,16).
- En la obra de Dios nada proviene del hombre. Si algo sale de nosotros, ya sea en la programación, planificación u organización de algún ítem de la obra del Señor, el esfuerzo fracasará. ¡El punto de partida es Dios porque Él tiene que ser el origen de la obra! El Señor, a través de la palabra, nos muestra el camino a seguir (2 Corintios 4:7). (Alimento Diario, Libro 4, Semana 4, viernes, página 66).
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