- Jesús vino como la palabra que es luz para los hombres. La vida está en el Hijo, y esta vida es luz para los hombres con el fin de restaurar el organismo de vida. Así como Dios tiene la Iglesia para hacer Su voluntad, Satanás tiene al mundo como instrumento para oponerse a la voluntad de Dios. Esto es serio, por eso Jesús declaró que Él y Sus discípulos no son del mundo (1 Juan 1:5; Juan 1:4; 17:14).
- La palabra que el Señor nos habla es rhema, la palabra para este momento. ¡En ella encontramos la vida! Muchos creen que la vida está en la Biblia, sin embargo, si las Escrituras no se transforman en rhema, son simplemente letra muerta (Juan 6:63; Juan 5:39-40).
- El Señor está hoy en la palabra rhema, en la palabra profética, que contiene vida. Esta vida es el mismo Señor Jesús, que es luz para los hombres, porque Dios es luz. Cuando disfrutamos de la comunión de vida, a través de la palabra de vida, recibimos luz (Juan 1:1, 4-5).
- “Jesús, la Palabra que era en el principio, es la fuente de vida y luz para los hombres, y creer en Él significa recibir esta vida. Sin embargo, el mundo no Lo reconoció como el Salvador enviado a redimir a la humanidad (…) La única manera de que todos sean libres del pecado es creer en Cristo, el Hijo de Dios” (Alimento Diario, Libro 5, Semana 2, viernes, página 34).
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