- Podemos envejecer físicamente, pero nuestra alma debe seguir prosperando. Todo depende de cuán involucrados estemos en la comunión de la vida. Cuanto más practiquemos la palabra cuidando a las tropas y capitanes para utilizar sus energías para fortalecer los GFCMs y hacer el “¡Ven y ve!” en los barrios, más se alegra nuestra alma y se rejuvenece nuestro cuerpo (3 Juan 1:2).
- Juan enviaba a hermanos a visitar las iglesias. Hemos retomado esta práctica, ya que contamos con colportores que están al frente de la obra cuidando de introducir a las personas en la comunión de vida a través del poder de la palabra. Quien recibe y encamina a esos misioneros, dándoles las condiciones para continuar su camino, es un cooperador de la verdad. Despertemos ese espíritu de hospedador y abramos nuestro corazón (3 Juan 3:5-8).
- Diótrefes representa a líderes que no aceptan la palabra de vida que viene a través de Juan, ya que disputan la primacía y la prominencia en la obra de Dios, como lo hicieron Aarón, Miriam, Datán y Abiram cuando cuestionaron la autoridad de Moisés. ¡Pero gracias a Dios! Los apóstoles tienen autoridad sobre las iglesias para la edificación, no para la destrucción (3 Juan 1:9; 2 Corintios 10:8; 13:10).
- Nosotros tenemos el trípode restablecido: amamos la palabra de vida y vivimos en la comunión de la vida; rechazamos cualquier jerarquía o dominación de lucha por posición, valorando el papel de todos los miembros del Cuerpo de Cristo; están sucediendo milagros entre nosotros, los inversionistas del reino están afirmándose y la obra de Dios avanza por toda la tierra (2 Juan 1:12).
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