INMERSIÓN DINÁMICA | Mens. 07. La Degradación y Restauración de la Iglesia

  1. Lucas 24:32 – Cuando Jesús expuso las Escrituras a los dos discípulos en el camino a  Emaús, sus corazones ardían dentro de ellos. La palabra profética hace arder nuestro  corazón, porque es el hablar vivo de Dios. Cuando recibimos esa palabra, nos llenamos de  gozo. Es la palabra del momento. Puedes leer toda la Biblia, pero si el Señor no te da  revelación, nada pasará cuando más lo necesites. 
  2. Isaías 55:10-11 – Toda lluvia que Dios envía del cielo tiene un propósito. Todo tiene que ser  productivo. No es una poesía o filosofía bonita. Tiene una razón práctica. Dios usa la Biblia,  pero necesitamos ir al Señor Jesús para escuchar la palabra que sale de Su boca. Hoy  Dios está hablando es la palabra que no vuelve vacía. En cada palabra, Dios quiere hacer  Su voluntad. Haz lo que le agrada al Señor. Si el Señor está hablando la palabra profética,  Él tiene un propósito. Él quiere producir algo entre nosotros para cumplir Su voluntad. Para  que la lluvia sea bendecida, tiene que ser en el momento adecuado. La iglesia hoy está  bajo la bendición de Dios. Estamos en el momento correcto. 
  3. 1 Juan 3:14 – El mero cambio de comportamiento es inútil. Cambie de casa. Dios quiere  transportarte de la muerte a la vida. Si no amas a los hermanos, todavía estás en la vieja  casa. Quien ama, está en la nueva casa. Debemos dar nuestras vidas por los hermanos. 
  4. Efesios 3:17 – Satanás todavía obra en el viejo hombre. Tenemos que ser conscientes de  que podemos ser engañados por él. Por eso, Cristo debe morar en nuestro corazón. Invita  al Señor a entrar. El espíritu no tiene más problema. Pero el alma sí. Ore: “Señor, llena mi  mente. Con toda la presión que siento, mis emociones son frágiles, poco realistas y vacías.  Mi voluntad me lleva a hacer cosas que Dios no quiere. Señor, ven y gobierna mi mente,  voluntad y emoción”. A través de la inmersión en la palabra, ganamos realidad en nuestra  mente. Cuando comienza a llenarse de la realidad de Dios, la emoción y la voluntad  también se llenan de la realidad. Nuestro cuerpo entonces recibe la orden de salir a las  calles y cuidar de las personas.

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