Mens. 16: Es necesario que Cristo crezca y yo mengüe

Palabra ministrada por el hermano Pedro Dong, transmitida por el Instituto Vida para Todos, directamente desde el auditorio de la Iglesia en Brasilia, el 24/09/2023. Texto no revisado por el autor.

 

 

Génesis 4:3-5

  1. Ayer hablamos de un tema que no estaba programado, pero sobre el cual el Espíritu me dio el encargo: la historia de Caín y Abel. Esta mañana, tomando un café con algunos cooperadores, profundizamos un poco más en el tema y nos dimos cuenta de que aún hay más tesoros que necesitamos desenterrar. Cuando Dios aprobó la obra de Abel pero no la de Caín, comenzó la envidia. De la envidia surge el odio, y el odio no tratado genera el homicidio. Un hermano es asesinado por envidia.

Ezequiel 28:16-17

  1. Caín tomó el camino de Lucifer; cuando Dios nos da mucha capacidad y sabiduría, es natural que las usemos para hacer la obra de Dios, y no hay nada de malo en eso. Caín, con el sudor de su rostro y su capacidad de hacer producir la tierra, entregó al Señor el fruto de su obra. Aparentemente no hay nada de malo en ello, pero es necesario analizar la situación con más profundidad. La luz de los escritos de Juan quiere llevarnos al cielo para ver las cosas desde otro plano. Dios es todopoderoso. No importa cuánta capacidad le a una criatura, nunca se comparará con la capacidad de Dios. La capacidad y el poder de una criatura no se pueden comparar con el poder y la capacidad de Dios. A Dios no le preocupa crear una criatura capaz.
  1. Dios quiere criaturas que dependan de Su poder para realizar Su obra. Es fácil en el mundo cristiano caer en la trampa de servir al Señor con nuestra propia capacidad, buscando presentar el mejor fruto de nuestro trabajo. Cuando el Señor nos manda a predicar el evangelio, queremos depender de nuestras propias habilidades de predicación; cuando Él nos pone a administrar Su iglesia, dependemos de nuestras propias habilidades administrativas. Por eso, hermanos, cuando Dios hace una criatura, Él quiere que dependa de Su poder. Dios no pretende exigir que, desde nuestra capacidad humana, podamos producir algo maravilloso a su nivel.
  1. Por eso debemos mirarlo desde el punto de vista del cielo: Supongamos que un hermano recibió la capacidad de valor 1 y otro hermano recibió la capacidad de valor 1.000.000. Ambos valores, cuando se dividen por infinito, dan como resultado cero. En comparación con Dios, incluso la mayor capacidad de la criatura es cero. Entonces, ¿por qué Dios dependería de nuestra capacidad casi nula para realizar Su obra? El Señor quiere que sus criaturas reconozcan su total dependencia de Él. No tiene sentido apresurarnos a hacer la voluntad del Señor en nuestra propia capacidad si, cuando nuestras obras son presentadas a Dios, no somos aprobados delante de Él. 

Isaías 14:13; Filipenses 2:5-7; Juan 5:19; 6:38

  1. También existe un peligro al que muchos no prestan atención: alguien sumamente capaz, que logra cosas que sus compañeros no pueden, presenta resultados de la obra del Señor que nadie más presenta, se vuelve orgulloso. ¡Ahí cayó Lucifer! Entonces Dios tuvo que lanzarlo por tierra. Entonces hermanos, el Señor nos ha dado nueva luz sobre la historia de Caín y Abel. Una maravillosa perspectiva para ver el camino de Caín. Según la lógica humana, nadie entiende lo que hizo Dios y muchos se sienten agraviados por Caín. Para ver la situación real aquí, necesitamos ser llevados a la esfera celestial.
  1. Caín, con toda la habilidad y fuerza que Dios le había dado, decidió trabajar y hacer lo mejor para el Señor. Sin embargo, en su corazón estaba orgulloso. Abel tomó el camino de Jesús: él se rebajó. Jesús se humilló y tomó forma de hombre, fue obediente hasta su muerte en la cruz. Hermanos, el secreto no está en usar la capacidad, sino en escuchar y ser obediente al recibir la palabra, y ella nos capacitará para realizar la obra de Dios. Esta es la línea que siguió Abel: Jesús vino a la Tierra no para hacer su propia voluntad, sino la del Padre. Lucifer, sin embargo, estaba lleno de voluntad propia, quería lograr, ser capaz, estar por encima de los incapaces, él quería subir. Jesús no vino a hacer Su propia voluntad, sino la voluntad del que Lo envió.

Juan 7:16-18

  1. Incluso la predicación de Jesús no era de Él, sino la de Aquel que lo envió. Realmente dependió del Padre en todo. Hermanos, quien no utiliza su capacidad para hacer las cosas, no busca su propia gloria. Cuando usamos nuestras propias habilidades para lograr algo, nos gusta mostrarles a nuestros hermanos lo que hemos hecho, y cuando lo mostramos, buscamos la gloria. Dios creó al hombre un poco menor que los ángeles. Pero si quiere utilizar al hombre para cumplir Su propósito eterno, ¿no debería habernos hecho más capaces? ¿Más capaz incluso que Lucifer? Pero cuanto mayor es la capacidad de la criatura, mayor es el riesgo de que ella no dependa de su creador. Por eso el hombre fue creado un poco menor que los ángeles, pero de otra manera: con el aliento de Dios. 

Éxodo 3:2; 2 Corintios 32:5

  1. El aliento de Dios entró en el hombre y formó su espíritu como un vaso para contener a Dios. Así, el hombre no necesita ser todopoderoso, no necesita ser capaz, pero necesita darse cuenta de que Dios es capaz y vivir a través de Él. Hermanos, Dios no quiere que seamos muy capaces, pero si quiere usarnos como canales para realizar Su obra, porque Dios es capaz. En Éxodo, cuando el Señor se apareció a Moisés en una zarza ardiente, el fuego no consumió la planta. Allí ardía el fuego, pero la zarza no era combustible. Dios quiere usarnos como zarzas, pero no como las que se consumen. Dios sólo nos necesita como canales, como soportes. La obra del Señor no viene de nosotros, nuestra suficiencia viene de Dios. 

2 Corintios 4:7

  1. Dios quiere usarnos. Sin embargo, una vez que el orgullo entra en nuestro corazón, ya estamos en el camino equivocado. No es nuestro poder y capacidad lo que ayudará en la obra de Dios. Él sólo quiere que seamos canales, y todo lo que hagamos, en realidad, será Dios por medio de nosotros. Cuando nos ponemos en esta posición de canales, el Señor se agrada de nosotros y aprueba nuestra ofrenda. Nuestros adolescentes, en su sencillez, creen en la palabra, se sumergen en ella y la transcriben fielmente. Duermen con Dios, despiertan con Dios, pasan todo el día inmersos en la palabra de Dios y han sido usados para hacer cosas que los adultos no pueden. A través de ellos suceden milagros. Lo primero es la transformación en sus vidas. Están pasando muchas cosas, ¡es imposible negar que esta obra es de Dios! ¡Sólo Dios puede lograr algo como esto! 
  1. La aprobación del Señor sobre la obra de estos adolescente es la situación sobrenatural que ha ocurrido. Necesitamos reconocer que los adolescentes y sus ofrendas agradan al Señor y, por lo tanto, son aceptados por Dios. ¡Este resultado proviene de la sencillez, de la dependencia! Si queremos ser aceptados por Dios, este es el camino que debemos seguir. 
  1. De modo que la historia entre Caín y Abel no fue simplemente superficial. Por lógica humana, nadie entiende lo que allí pasó, pero gracias a la visión celestial, a los escritos de Juan que nos llevan a otra esfera, empezamos a entender. Hermanos, ¿imagínense si, después de años de hacer obras para el Señor en nuestra propia capacidad, llegamos al tribunal de Cristo sin ser reconocidos y aprobados por el Señor? Disfrutemos el ahora y seamos sencillos como nuestros adolescentes, ¡creamos en la palabra profética! Hoy el poder de Dios está en la palabra. Sea sencillo, use la palabra del Señor; ella realizará la obra de Dios y serás acepto delante del Señor. 

Juan 3:22; Lucas 2:1-3,5,13; Mateo 3:1; Marcos 3:1-5

  1. Judea, para el pueblo de Israel, era una tierra honrada y Galilea era una tierra despreciada. Todo lo que se hacía en Judea se consideraba un logro, pero lo que pasaba en Galilea era despreciado. Bajo disposición divina, el emperador romano César Augusto decretó el primer censo del Imperio Romano, obligando a todos a regresar a sus lugares de origen para registrarse, incluido José y María, que estaban en Galilea, por lo que ambos tuvieron que subir a Judea, Belén, porque eran de la casa y familia de David. Entonces nació allí Jesús, el rey de los judíos.
  1. Jesús nació en una honorable ciudad de Judea, pero creció en Galilea, en Nazaret, ya que sus padres regresaron allí después del censo. Juan el Bautista comenzó a predicar en el desierto de Judea. Él fue el precursor de Jesús, debía preparar el camino del Señor, especialmente para el inicio de Su ministerio. Juan el Bautista era hijo de un sacerdote, debía servir al Señor en el templo, vestirse y comer de manera acorde con su rol de sacerdote. Él, sin embargo, vivía de forma totalmente opuesta: vivía en el desierto y vestía piel de camello, animal considerado inmundo. Su dieta consistía en langostas y miel silvestre y su apariencia no cumplía con los preceptos religiosos.
  1. El modo de vida de Juan el Bautista indicaba una ruptura con la antigua estructura religiosa, para introducir algo nuevo: Cristo. Su función era dejar claro que la vieja estructura no podía presentar a Cristo. Lo mismo ocurre hoy: al final de los tiempos, el Señor está acelerando el ritmo de la iglesia. ¡Él quiere poner fin a esta era! Por eso llamó a los trabajadores de la último hora, que necesitan actuar fuera de la caja. Necesitamos tener la misma disposición para dejar atrás lo que nos impide avanzar y volvernos sencillos en seguir la dirección del Espíritu a través de Su Palabra. No necesitamos seguir cuestionando lo que el Señor ha cambiado, ¡necesitamos ser sencillos y acelerar Su regreso!
  1. No debemos estar contentos con la manera tradicional y convencional de vivir la vida de la iglesia, de esa manera no apresuraremos la venida del Señor, en ella yo no tengo la más mínima expectativa de encontrarme con el Señor en vida. Pero gracias al Señor, hoy tengo esa esperanza, pues el Espíritu está acelerando las cosas con nuestros adolescentes, jóvenes y niños. El Espíritu Santo está recorriendo toda la tierra y haciendo arder el fuego en ella. Por eso, no nos quedemos en lo que es viejo. Los principales sacerdotes de la época de Jesús permanecieron en la  vieja  estructura  religiosa  y  terminaron  oponiéndose  al  Señor.  Si permanecemos en la vieja estructura religiosa, existe el peligro de oponernos a lo que Dios está haciendo, convirtiéndonos en opositores de Su obra. 

Juan 3:23; Lucas 1:76; Juan 1:20, 23 ,27,30-37; Hechos 13:25

  1. Jesús bautizaba en Judea y Juan bautizaba en lugares cercanos. Esto es confuso, ¿no? Jesús ya había comenzado Su ministerio, Juan debía haber terminado el suyo. El Señor ya había definido la línea de Su obra, Él no trabaja en dos frentes. Juan el Bautista fue elegido como aquel que prepararía el camino para Jesús, pero no como el Cristo. Él fue llamado a ser el profeta del Altísimo, pero él mismo no era el Altísimo. Juan había recibido instrucciones sobre como identificar a Jesús en Su bautismo, y Lo reconoció como el Hijo de Dios. Con el bautismo de Jesús, la carrera de Juan estaba completa. 
  1. El día después de la presentación de Jesús, varios de los discípulos de Juan el Bautista siguieron al Señor Jesús. En ese momento, Juan debía haberse unido a sus discípulos y seguirlo también. Sin embargo, aquí vemos que no sólo no quiso terminar su ministerio, sino que también creó una competencia para Jesús, continuando su propia obra.

Juan 3:24; Lucas 1:15-17

  1. Juan compitió con Jesús al bautizar, no abandonó el lugar cuando debía. En el evangelio del apóstol Juan, vemos que Juan el Bautista “aún no había sido encarcelado” (Juan 3:24). Hermanos, quien obstaculiza el ministerio de Jesús, tarde o temprano termina encarcelado. Los escritos del apóstol Juan tienen una característica muy interesante: él no se preocupa en narrar las cosas a través de la lógica o racionalidad humana, sino que él quiere llevarnos al cielo y ver cómo Dios ve, darnos una visión desde lo alto. 
  1. En tu opinión, ¿cómo debería afrontar Jesús la competencia de Juan el Bautista? Esta fue una situación muy complicada, ya que Juan era alguien lleno del Espíritu Santo desde el vientre materno, y convirtió a muchos de los hijos de Israel al Señor. Él, de hecho, hizo un trabajo excepcional al presentar a Jesús, por lo tanto, era muy considerado y respetado entre el pueblo de Israel. Sin embargo, una vez terminada su obra, no se retiró, lo que creó incomodidad y competencia para Jesús y Sus discípulos.
  1. Cualquiera de nosotros, incluso habiendo sido muy utilizados en el pasado, corre el riesgo de aferrarse a la popularidad, a los altos conceptos y a los seguidores adquiridos, perdiendo la sencillez de seguir al Espíritu en nuevas direcciones y dispensaciones. Aunque hemos sido muy utilizados en el pasado, cuando el Señor cambia Su forma de obrar y nos da una nueva dirección, aferrarnos a la popularidad puede ser muy perjudicial. 
  1. Así que esta era una situación muy difícil de afrontar para Jesús. Si confrontara a Juan el Bautista, sería acusado de ser torpe e ingrato con alguien que dedicó su vida a presentarlo. Lo mismo sucede hoy; algunos hermanos fueron muy usados en el pasado, pero, por no haber acompañado la visión del Espíritu, no sólo no apoyan la obra del Señor hoy, sino que también se oponen a ella. ¿Y qué podemos hacer? ¡Nada! Jesús no hizo nada, Él simplemente entregó la situación a Dios. ¡No muevas los hilos con manos humanas, Dios sabe cómo resolver la situación!

Mateo 9:14-17

  1. Los discípulos de Juan incluso cuestionaron por qué los discípulos de Jesús no ayunaban como ellos y los fariseos, uniéndose a la vieja religión. Hermanos, necesitamos renovarnos para esta nueva fase en la que el Señor nos está introduciendo. El vino nuevo tiene mucho poder de fermentación y es necesario colocarlo en odres nuevos, ya que los odres viejos no pueden soportar la fermentación del vino nuevo y acaban reventando. ¡Necesitamos ser odres nuevos para recibir el encargo actual del Señor!

 

  1. En situaciones difíciles de explicar, lo mejor es dejar que Dios actúe. Al insistir en permanecer activo después del fin de su misión, Juan el Bautista perdió su utilidad y también la dirección del Espíritu. Dios no nos usará como nos ha usado en el pasado sin que el Espíritu esté con nosotros. Cuando insistimos en continuar nuestro ministerio sin la dirección del Espíritu, perdemos la unción y la obra de Dios no puede ser realizada por medio de nosotros. La obra de Dios no la realiza alguien que no está ungido. Podemos seguir hablando palabras bonitas, bautizando y tratando de servir, pero este servicio ya no hace la obra de Dios. 

Mateo 14:3-11

  1. Las personas en esta situación acaban interfiriendo en la vida de sus hermanos en un intento de resolver sus conflictos. Hubo un conflicto con Herodes, quien tomó a la esposa de su hermano. Juan el Bautista intervino y lo condenó. Dios no le dio a Juan la misión de cuidar la vida moral de Herodes, y por eso fue encarcelado. Juan el Bautista tenía razón, Herodes estaba equivocado, pero la misión de Juan no era advertirle. Finalmente, la cabeza de Juan fue entregada en un plato a la hija de Herodías. Su ministerio no tenía por qué terminar así. 

1 Timoteo 1:4-6; Juan 3:25

  1. También hubo una disputa entre los discípulos de Juan y un judío sobre la purificación. Estas ocasiones son indicios de que cuando alguien pierde la unción y la guía del Espíritu, pero insiste en hacer la obra, termina entrando en temas de prácticas religiosas, como esta de la purificación, que solo generan discusión y no vida. Quienes no están alineados con la palabra profética tienden a centrarse en temas sin sentido, hermosas palabras desechadas, que no producen nada.

Juan 3:26-30

  1. Cuando sus discípulos le alertaron de que Jesús estaba bautizando, Juan dijo: “No puede el hombre recibir nada, sino le fuera dado del cielo”. Y luego, con mucha fuerza, da testimonio de Jesús. Sus actitudes, sin embargo, no coincidieron con sus palabras, ya que él debía haberse unido a los seguidores del Señor. Cristo vino a la tierra para generar la iglesia, Su esposa; Habiendo sido ya presentado por Juan el Bautista, era hora de que Juan abandonara la escena para que el Esposo pudiera hacerse cargo del progreso de la obra de Dios. 

Juan 3:30; Efesios 3:19; 1 Corintios 12:12

  1.     En Juan 3:30, la palabra original para el verbo crecer es auxano, que indica un aumento, un agrandamiento. La esposa, la iglesia, no es algo ajeno a Cristo, sino Su aumento. Por eso Dios quiere llenar la iglesia con Cristo mismo. Para esto, Dios necesita lavar Su cuerpo a través de la palabra, quitar todos los elementos del viejo hombre y llenarnos de Cristo como realidad hasta Su plenitud. Cuando cada uno de nosotros estemos llenos de Cristo, ¡la iglesia será Cristo! 

Juan 12:24; 4:1-3; Mateo 11:2-6; 13:14-17

  1. Somos la multiplicación, la expansión del grano de trigo que murió. Luego la iglesia no es una organización humana, sino un aumento de Cristo. A esta obra, Juan el Bautista no pudo contribuir; sólo Cristo puede generar la iglesia por la vida de Dios y crecer en ella. Pero como Juan el Bautista no puso fin a los bautismos en Judea, Jesús Se retiró a Galilea para evitar el clima de competencia.
  1. Poco antes de su muerte, Juan el Bautista cuestiona, por medio de sus discípulos, si Jesús es realmente el Cristo. Todo comienza con un mínimo problema en el corazón, a través del apego a los logros. Si no permitimos que, entre luz, nuestro corazón se endurecerá. Hay personas que, aun recibiendo la palabra que ha traído vida a tantos, no la entienden y todavía la desprecian, porque sus corazones están endurecidos. Juan el Bautista podría haber sido sanado, pero debido a que permitió que su corazón se endureciera tanto, el Señor tuvo que sacarlo de la escena.

Mateo 11:4-5; Juan 3:31-36; 2 Corintios 10:4-6

  1. Jesús ordenó a los discípulos que le contaran a Juan lo que estaba pasando. ¡Ven y ve! Cuando dejamos de seguir de cerca a Jesús, dejando de lado la palabra profética y todo lo que el Señor está haciendo, nuestro corazón puede endurecerse. Cuando un corazón se endurece, cualquier cosa, hasta el más mínimo detalle, es motivo de tropiezo. 
  1. El hombre es terrenal, habla de cosas terrenales y no puede ver las cosas desde arriba. Pero Cristo vino de arriba, Él está por encima de todos, ¡sigámoslo! Por eso, Juan quiere llevarnos al cielo, en la misma esfera donde está el Señor. Quien acepta Su testimonio certifica que Dios es verdadero. Hermanos, no hay necesidad de atacar al enviado de Dios, porque Él no habla Su propia palabra, sino la del que lo envió. ¡Cristo nos da el Espíritu en abundancia! Juan el Bautista no pudo conceder la vida eterna al hombre, sólo Jesús. Por lo tanto, habiendo presentado a Jesús, era el momento de abandonar la escena y dejar que el Señor hiciera la obra.

Mateo 11:11

  1. Juan el Bautista verdaderamente fue el más grande entre los nacidos de mujer, y fue grandemente usado por Dios para presentar al Rey del reino de los Cielos. Pero el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. Juan podía haber llegado a ser miembro del reino de los cielos si hubiera seguido a Jesús. ¡Gracias a Dios hoy somos miembros de este reino! Vivamos la vida de la iglesia con sencillez y pureza de corazón, sin permitir que nada la endurezca. No nos apeguemos a conceptos y popularidad; somos sólo servidores y canales del Señor, zarzas para contener el fuego que hará la obra de Dios.

 

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