Palabra ministrada por el hermano Pedro Dong, transmitida por el Instituto Vida para Todos, directamente desde el Auditorio de la Iglesia en São Paulo – SP, el 12/11/2023. Texto no revisado por el autor.
Salmos 110:1-3
- En este fin de semana estamos recibiendo a más de 200 capitanes de tropa procedentes de todo Brasil y Sudamérica. Aquí hay jóvenes maduros de Brasil, Colombia, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Argentina, entre otros países. Más de 50 adolescentes también están acompañando la reunión de capitanes. ¡Cosas grandes sucedieron aquí y cambiarán nuestro futuro! En el año 2020, Dios nos dio la revelación de la palabra de Salmos 110. Al inicio del regreso del Señor, la aurora, vimos que el Señor nos daría jóvenes santos. El Señor vendrá como la estrella de la mañana. Vivimos en una noche oscura, el lucero de la mañana, el amanecer, aún no ha aparecido. Pero ya empieza a amanecer. Cuando comienza la aurora pocos la reconocen, sólo los expertos. Pero podemos decir: ¡la aurora ya comenzó!
Salmos 2:1-9; Juan 1:12; Colosenses 1:15; Romanos 8:29; Salmos 110:1-3
- Las naciones están bajo el gobierno del enemigo de Dios. Satanás lidera una rebelión generalizada contra Dios. Como está escrito en Salmos 2, hasta el final de los tiempos; la rebelión contra Dios, Cristo y la palabra sólo aumentará. Cada vez más, las naciones querrán romper cualquier vínculo con Dios y la palabra. Pero, el mismo pasaje bíblico, nos muestra que Dios Padre eligió a Cristo, Su Hijo, para ser Rey de Sion y no Lucifer. Como hombre, Jesús vino a la tierra, vivió una vida completamente justa, murió y resucitó. Así, Dios lo engendró como Su Hijo primogénito, indicando que muchos otros hombres que creyeran en Él también llegarían a ser hijos de Dios. Jesús es el primer hijo de Dios y nosotros somos sus muchos hermanos, que seguiremos la gloria de Dios. La posesión de la tierra y de las naciones le fueron dadas a Jesús como herencia. Él fue obediente, logró la redención y fuimos rescatados de nuevo para Dios. Todo el que cree en Él, recibe la vida eterna y se convierte en hijo de Dios. Con gran poder, Jesús fue resucitado y se hizo Hijo primogénito de Dios, sentándose a Su diestra, un lugar de honra sin igual. Dios prometió al Hijo que colocaría a todos sus enemigos; el diablo, los ángeles, principados y potestades bajo sus pies. Cristo reinará sobre sus enemigos. ¿Pero cómo sucederá esto? Él contará con Su Iglesia y con los jóvenes santos. Para ayudar en esta obra de encabezamiento, muchos jóvenes serán levantados. Ya comenzó la aurora y esta palabra ya se cumple. Los niños comenzaron a salir con sus padres a predicar el Evangelio. Los preadolescentes se fueron inflamando poco a poco y finalmente los adolescentes empezaron a caer del cielo como gotas de rocío. Al final de los tiempos, los adolescentes están siendo bombardeados por las redes sociales, cuyo objetivo es hacerlos sucumbir a una ideología perniciosa. Ellos serían víctimas perfectas de este tipo de ataque, pero para nuestra sorpresa, los adolescentes se ofrecieron para estar al lado del Señor. Comenzaron a hacer inmersión, grito de guerra, transcripción, duermen con Dios y están formando un ejército fabuloso. Al dedicarse a la obra del Señor, se convirtieron en los mejores estudiantes y modelos a seguir en las escuelas. Hoy contamos con los adolescentes. Nuestras reuniones han sido incendiadas por ellos.
1 Crónicas 11; 1 Crónicas 12:18
- En la última conferencia de julio, el Señor nos dio un sentimiento: los adolescentes son nuestras tropas. Ya están listas, con la moral muy alta, totalmente direccionados por la Palabra de Dios. Pero, todavía en la conferencia Generación Final, algunos líderes jóvenes vinieron a preguntarme cómo los jóvenes podrían también ser incluidos en ese encargo. Les mostré el pasaje de 1 Crónicas 11. Cuando David fue ungido rey, huía de Saúl y necesitaba un ejército para formar su reino y gobernar la nación de Israel. Entonces el Señor le dio un grupo de valientes. Lo mismo sucedió en el 2017. En ese año, comencé a hablar de entusiasmo, excelencia e inclusión, considerando la situación de apatía en la Iglesia y la necesidad de una reacción rápida. Nos dimos cuenta de que necesitaríamos a los valientes de David y hablé con algunos jóvenes maduros, y uno de ellos me preguntó cuál sería exactamente su papel. Luego mencioné 1 Crónicas 11:16-19. Este pasaje muestra que David deseaba beber agua de un pozo que estaba al lado de la puerta de Belén, pero apenas suspiró. Al que sus valientes rápidamente respondieron y le trajeron el agua. Este es el papel del valiente de David. Traer agua al suspiro de David. Y así surgieron los valientes entre nosotros. Contamos con jóvenes maduros y con una visión de la obra del Señor. Estamos aquí luchando por el Reino, junto a Cristo. Necesitamos de los valientes de David. no tendré tiempo para leer el capítulo 12, pero te animo a que lo leas. Los valientes se unieron a David y formaron un gran ejército. El término “capitanes de tropa” proviene de 1 Crónicas 12:18: Las tropas son los adolescentes, pero ellos necesitan un comando, necesitan capitanes.
1 Crónicas 14:1,2; 1 Reyes 7:13,14; 2 Crónicas 2:3-9,13,14; Éxodo 28:3
- En el capítulo 14 de 1 Crónicas hay un personaje llamado Hiram, rey de Tiro. Esta región es exactamente donde hoy hay un conflicto militar con Israel. Los habitantes de Tiro eran expertos en trabajar la madera, que era traída del Líbano y llevada a Jerusalén, para la construcción de la casa del Señor. En 1 Reyes vemos otro personaje, un artesano también llamado Hiram. Salomón necesitaba edificar la Casa del Señor, pero para hacerlo necesitaría madera y alguien que supiera trabajar en ella. Entonces el rey de Tiro envió al artífice Hiram, que estaba lleno de sabiduría, conocimiento y ciencia. Era un experto hábil. Nuestros jóvenes maduros, los capitanes, tienen recursos y tropas en sus manos. Todo ejército necesita tener el poder de movilizar tropas. Sin tropas no hay nada que movilizar. Los capitanes ya han recibido tropas de primera calidad. Estas tropas no reclaman nada para sí. Les conmueve la palabra y tienen la moral muy alta. Con estas tropas en la mano, los capitanes deberán edificar la Casa del Señor. Este fin de semana les dije que ellos no sólo son capitanes, sino también hombres expertos en trabajar el oro, la plata, el bronce, el lino, la púrpura, el carmesí, es decir, todo lo necesario para edificar la Casa del Señor.
Éxodo 40:34-38;Números 1:1-3;Éxodo 28:3; Números 9:17-23; Hebreos 3:7-19; Deuteronomio 1:34-40; Mateo 18:3-5
- En Éxodo vemos que el pueblo de Dios es al mismo tiempo un ejército. La formación misma de doce tribus es de un ejército. Tan pronto como salió de Egipto, Dios le dijo que contara cuántos hombres preparados para la guerra había allí. Hay muchos enemigos a nuestro alrededor queriendo destruirnos. Estableceremos el reino de Cristo en medio del terreno del enemigo. Se está librando una guerra de reinos. El pueblo de Israel acampó como un ejército, con el tabernáculo como centro. Cuando Dios mandaba que se levantaran las tiendas, el pueblo marchaba como un ejército. Por tanto, el tabernáculo era el centro del pueblo. Hoy el tabernáculo está representado por la Iglesia. En el centro del tabernáculo estaba el lugar santísimo, y en el centro del lugar santísimo, estaba el arca del pacto, que representa la presencia de Cristo, nuestro Rey. Hoy tenemos a Cristo en la Iglesia. El tabernáculo fue construido según el orden de Dios, que tenía su propio modelo. Se necesitaban hombres hábiles para construir este tabernáculo en el desierto. Allí había dos enfoques: edificar el tabernáculo y entrar a la buena tierra. Hoy la Iglesia tiene este objetivo, que es doble, pero en verdad es uno solo: edificar la Iglesia, a fin de entrar en la buena tierra, el Reino. Sólo los vencedores reinarán con Cristo en el reino milenial. Toda la vieja generación del pueblo de Israel, cayó en el desierto por incredulidad y desobediencia, con excepción de Josué y Caleb. Sólo entró la nueva generación, que hoy está representada por nuestros adolescentes. ¿Cuál es la característica de nuestra nueva generación? Ellos, con sencillez, van inculcando la palabra y avanzando hacia la buena tierra. Pero los adultos no fuimos descartados. Debemos volvernos como niños para entrar en el reino de los cielos. Los que se niegan a volver a la simplicidad caerán en el desierto. Pero quien aprenda a amar la palabra con reverencia, como los adolescentes, entrará en la buena tierra. La entrada a la buena tierra, requiere la edificación del tabernáculo. Y la edificación exige lucha. Mientras edificamos, el enemigo quiere destruir. Sólo hombres calificados, llenos del Espíritu y de sabiduría serían capaces de confeccionar las vestiduras sacerdotales. Pero además de las vestiduras, también había muchos utensilios, muebles, columnas. Para todo ello se necesitaban hombres expertos, especialistas y hábiles. ¿De dónde vendrán hoy estos hombres? Del grupo de capitanes. Por eso quiero que toda la Iglesia sepa que reunimos a los capitanes para decirles una cosa: los capitanes no sólo dirigen las tropas, sino que se están preparando para ser llenos de sabiduría, llegando a ser hombres hábiles para la obra de edificación del tabernáculo.
1 Reyes 7:13,14; 2 Crónicas 2:3-9,13,14
- Por un lado, Hiram tenía un padre de Tiro, pero por el otro, su madre era judía. Él era judío, pero hijo de un padre de una región famosa por tener hombres hábiles. ¿Qué nos muestra esto? ¿Por qué el Señor te permitió pasar por lo que pasaste en la vida? ¿A qué se debe toda tu historia, tu infancia, juventud, el colegio al que asististe, la profesión que tienes, las habilidades que adquiriste? Todo esto se refiere a la carga genética de un padre de la región de Tiro, un lugar de personas habilidosas. Pero la madre de Hiram era judía. Pertenecemos al pueblo del Señor, pero el Señor nos hizo pasar por el mundo secular para tener habilidad. ¿Por qué, en mi historia personal, he pasado por tanto? ¿Venir a Brasil, enseñar en la universidad, trabajar como ingeniero? Todo esto fue para prepararme y darme habilidades. Usted que está muy ocupados con su trabajo secular no está fuera del grupo de capitanes. Simplemente estás siendo preparado por el Señor. Tu habilidad no es para ganar dinero, sino para edificar la Iglesia. Pero el Señor no usa nuestra habilidad natural. Ella necesita pasar por la muerte para ser usada en la resurrección. Necesitamos estar llenos del Espíritu de sabiduría. Deja que el Señor haga morir tu capacidad, tal como sucedió con Moisés. Él tenía mucha energía, pero pasó por la muerte y sólo la utilizó cuando ya estaba viejo. Sus habilidades solo se usaron en la resurrección. Hoy el Señor quiere usar capitanes para Su obra. Tenemos muchos lugares en la tierra que conquistar. El objetivo ahora es África. Estamos entrando con CEPEV, casas de colportores, editorial de libros, camionetas y carros de transporte. Las cosas allí están avanzando de manera sostenible. Pero toda la tierra necesita avanzar, inclusive Brasil. Aquí mismo, en São Paulo, hay muchos barrios por conquistar. A los jóvenes maduros les dije que tienen las tropas en la mano para edificar y hacer la obra del Señor. De esta manera, los generales tendrán cooperadores útiles. Nuestro objetivo no es hacer grande al hombre, sino hacer regresar al Señor. Los capitanes llegaron a la reunión de São Paulo con un alcance más limitado, pero salieron de aquí con una visión más amplia: edificar el tabernáculo y llevar a los vencedores a la buena tierra de Canaán.
Nehemías 4:1-23; Juan 10:10
7. Presenté el libro de Nehemías a los capitanes. Él edificaba los muros de Jerusalén y al mismo tiempo sufría ataques de los enemigos. Con una mano trabajaba y con la otra sostenía un arma. La edificación es una guerra. El diablo tiene un solo plan, destruir todo lo que Dios hace. Su economía es destrucción. Destruir lo que otros hacen es fácil. Lo difícil es construir. El enemigo quiere destruir. La economía de Dios es edificar Su casa y llevarnos a la gloria. La economía de Dios es construcción. Como dije, destruir es fácil. Cualquier persona, con una palabra negativa, trae daño. Pero no debemos centrarnos en las cosas negativas: miremos las cosas positivas. Nuestro enfoque es positivo: tenemos una obra de edificación que hacer y un reino que defender. Tengamos una agenda positiva de edificación, sin descuidar lo negativo. El enemigo quiere detener la obra, pero eso no sucederá. Seguiremos apuntando siempre a cosas positivas.
Juan 6:16-21; Mateo 14:22-33; Efesios 6:12
- La multiplicación de los panes tuvo lugar cerca de Tiberíades. Esta ciudad fue construida por Herodes en honor al emperador Tiberio. Después de la multiplicación, Jesús despidió a la multitud y les dijo a los discípulos que pasaran al otro lado. Jesús no fue con ellos, sino que subió al monte a orar solo. Los discípulos navegaron aproximadamente de 5 a 6 kilómetros mar adentro y de repente, en medio de la gran tormenta, vieron que Jesús se acercaba caminando sobre el mar. Jesús les dijo que no temieran. Ellos lo recibieron y la barca llegó a su destino. ¿Cuál es el significado de eso? El mar representa el mundo, que está dominado por principados y potestades liderados por Satanás. Este mundo está organizado en jerarquías angelicales, los gobernantes del sistema mundial de las tinieblas y las fuerzas espirituales del mal en las regiones celestiales. En la esfera espiritual hay una lucha que no vemos. Pero incluso sin verlo, vivimos en este mundo. La barca se refiere a la Iglesia. La barca está en el mundo, pero no es del mundo, tal como dijo Jesús. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. La barca está en el agua, pero el agua no está dentro de la barca. Si entra agua, la barca se hunde. No pongas el mundo en la Iglesia. La barca tiene que alcanzar su objetivo. Está en el mar, pero tiene un destino claro. Con Jesús en la barca llegaremos al destino. A medida que avanza la obra de Dios, las fuerzas espirituales del mal refuerzan su oposición. La Iglesia es un instrumento para que Dios realice Su obra, pero para cumplir su misión, bajo los ataques del diablo, necesita la presencia de Jesús para llegar a su destino. El mar quiere frenar el avance de la Iglesia, a través de olas y tormentas. Lo que forma olas y tormentas es el viento. El mar embravecido intenta impedir que la barca avance. Si la Iglesia avanza, el mar quiere detenerla. Una la Iglesia que no avanza no se preocupa por el mar.
Mateo 8:23-27
- En el pasaje bíblico de Mateo 8, vemos también qué, en medio de la tormenta, Jesús estaba en la barca, pero en otra esfera, en la esfera celestial. A Él no le afectan las circunstancias. Los discípulos estaban aterrorizados frente a la tempestad. Jesús preguntó por qué eran tímidos, se levantó, reprendió a los vientos y se hizo bonanza. Los vientos agitan el mar, y quien provoca son los principados, potestades y demonios. Todo el ejército de las tinieblas lucha contra el avance de la Iglesia. Por eso ocurrirán los ataques del enemigo. No quieren que la Iglesia avance, pero tenemos a Jesús en la barca. No estemos asustados. El enemigo quiere asustarnos, pero Jesús duerme tranquilamente. Cuando Él despierta nos dice: ¡Estoy aquí con ustedes! No debemos mirar las circunstancias. Pero esto todavía no es fácil. ¿Quién bajo presión no sufre? Pero necesitamos aprender a vivir por fe y creer que el Señor está en la barca. No temeremos las amenazas y la oposición del diablo.
Marcos 6:45-52; Juan 6:22-40; Mateo 6:33,4:4; Deuteronomio 8:3
- El relato del evangelio de Marcos añade información importante. Los discípulos no habían comprendido el milagro de la multiplicación de los panes. Por eso, el Señor realizó otro milagro, caminando sobre el mar. Esto muestra que nuestra falta de fe trae dificultades al Señor. El hombre natural vive buscando la satisfacción de sus necesidades e intereses propios, en él no hay ningún impulso por la voluntad de Dios buscando solo lo propio. Hoy en día, incluso algunos cristianos, todavía buscan solo curas, expulsión de demonios y prosperidad. Esto es perseguir sus propios intereses. El hombre no es confiable. Jesús quiere verdaderos seguidores, que hagan la voluntad de Dios. Quien hace la voluntad de Dios tiene todo lo que necesita. En Caná de Galilea, en la boda, se acabó el vino y Jesús transformó agua en vino. Entonces los hombres vieron que era bueno tener a Jesús a su lado. Si les faltara alegría, tendrían al Señor. Muchos buscan al Señor por el hecho de que Él da alegría y satisfacción. No busques al Señor sólo por esto. No busquemos al Señor por el pan físico que Él nos da. La multitud buscaba a Jesús por pan, por cosas materiales. Espero que no busques al Señor con ese mismo propósito. Nuestro corazón es hacer la voluntad de Dios, amarlo, estando dispuestos hasta de pasar dificultades. Quien ama al Señor, ama Su voluntad. Jesús fue confirmado con el sello de Dios. En su bautismo hubo un sello de Dios.
1 Tesalonicenses 5:23; Deuteronomio 8:3
- El hombre tiene tres partes: cuerpo, alma y espíritu. Nuestro espíritu es un órgano íntimo creado como morada de Dios, por él Dios se comunica con nosotros. Este es el centro del hombre. Dios también nos dio un alma., qué es nuestra personalidad. Cada individuo tiene un alma diferente. Dios no nos creó como robots, fabricados en serie, tenemos diferentes preferencias. A pesar de que Dios gobernará sobre cada personalidad distinta, para, en el final, dirigir una maravillosa orquesta sinfónica, la orquesta de Su multiforme sabiduría , que será presentada a todo el universo. También tenemos un cuerpo, que fue hecho del polvo de la tierra, para vivir en la dimensión del tiempo y del espacio. El espíritu y el alma no están en esa dimensión, sino que están limitados por el cuerpo, que vive en la tierra. Nuestro cuerpo necesita aire, agua y comida. Por lo tanto, la tendencia del hombre es vivir para atender sus necesidades físicas. Él ve la necesidad de su cuerpo como la más importante, pero las necesidades del alma y del espíritu son aún mayores. Necesitamos tener una visión más amplia. El hombre necesita de la palabra que sale de la boca de Dios para vivir. No pienses tanto en el alimento físico, sino preocúpate por saber cómo vivirás sin la palabra de Dios. Los adolescentes ya no saben vivir sin la palabra de Dios. Están sumergidos en todo momento y la palabra va alimentando el espíritu y su alma. Eso es lo más importante. Ese es el alimento qué nos lleva a la vida eterna.
Deuteronomio 30:11-14; Romanos 10:6-9; Juan 5:39.40; 2 Corintios 3:6;1 Juan 1:1-2; Juan 6:40
- La palabra es Cristo mismo. La palabra está cerca de nosotros.; el mandamiento mencionado en Deuteronomio, cuya descripción vemos en Romanos, es Cristo mismo. El mandamiento ordenado en el antiguo testamento es Cristo. La palabra no es simplemente las Escrituras. La Escritura sin Cristo es letra muerta. La Palabra de Dios es Cristo. Sólo encontrarás vida en la palabra si encuentras a Cristo allí, porque Cristo es la vida eterna. Quien cree en Él, tiene la vida eterna. La vida eterna no sólo indica su duración eterna, sino su naturaleza eterna, la naturaleza divina, perteneciente a la dimensión de la eternidad. Cuando hablamos de vida eterna generalmente pensamos en longevidad, en duración. Pero ¿duración dónde? ¿En qué dimensión? ¿En qué esfera? Estamos en una dimensión limitada por el tiempo y el espacio. Dios está en una dimensión diferente, la dimensión de la eternidad. La vida eterna no es sólo permanecer en esta dimensión terrenal para siempre, la vida eterna es estar en la esfera de Dios. Nuestro deseo es estar en la dimensión donde Dios está.
Juan 6:28-30
- Las obras y el bautismo del Hijo, lo confirmaron con el sello del Padre. El hombre natural, religioso, toca el amor de Dios, tiene sus pecados perdonados y pronto quiere saber cómo hará las obras de Dios. La obra de Dios es creer en el enviado de Dios. ¿Qué significa creer en el enviado de Dios? Es creer en la Palabra, porque el enviado no habla sus palabras, habla las palabras de Dios. Cristo es la Palabra. Dios no quiere nuestra mano de obra, Él hace todo por Su Palabra. Sólo necesitamos creer. Los judíos deberían haber recibido, oído y creído en la palabra de Cristo. Si este fuera el caso, la obra sería hecha en medio de ellos e Israel no estaría en la situación en la que se encuentra hoy. No veas la obra de Dios con un concepto natural, de “hacer las cosas”. Desde un punto de vista espiritual, hacer la obra de Dios es simplemente creer. Cuando creemos, la obra de Dios sucede y opera en nosotros de manera efectiva.
Juan 6:30-40
- Jesús quería mostrarles a los judíos que Él era el enviado y ellos querían pruebas. Dijeron que Dios había dado una señal para que el pueblo creyera en Moisés. Ellos querían esa misma señal, pero no un pan espiritual, sino pan para el alimento físico. Era como si dijeran: “si tú, Jesús, llenas cada día nuestra despensa de pan, creeremos en Ti”. Sin embargo el verdadero pan de Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo. ¿Cuántas señales más necesitarían los judíos? En Caná de Galilea, Jesús convirtió el agua en vino. Poco después, el hijo del oficial del rey fue sanado. El paralítico, después de 38 años, volvió a caminar. ¿Cuántos milagros más ocurrieron en Samaria y Betsaida? ¡Muchos! Pero en realidad la gente no quería señales, ellos querían pan. Por eso el Señor necesita llevarnos a otra esfera, para que veamos que es el verdadero pan del cielo el que nos da vida.
Santiago 1:16-18; Isaías 57:15; 1 Juan 1:5; Juan 5:29
- ¿Por qué este pan desciende del cielo? Ya leí para ustedes algunos pasajes del libro de Santiago. No podemos engañarnos con la búsqueda del pan físico. Dios quiere darnos algo mucho mejor: la buena dádiva, el don perfecto. El regalo de Dios al hombre no es el pan que perece, sino el pan que desciende del cielo, de la esfera donde está Dios, la dimensión donde Él vive, la eternidad. Todo lo bueno proviene de esta esfera divina. Nuestro cuerpo es materia, pero Dios está en el mundo de las luces. El científico Albert Einstein creó la teoría de la relatividad. Por lo tanto, incluso en la física, ya se ha demostrado que la velocidad de la luz es la única constante en el universo. Las cosas visibles, como una taza sobre una mesa, parecen constantes, pero no lo son. En relación a la velocidad de la luz, todo varía, incluso el tiempo. Cuanto más se cerca a la velocidad de la luz, más se prolonga el tic-tac del reloj, es decir, el tiempo ya no pasa. El espacio y el tiempo son relativos, variables. Pero en el Padre de las luces no existe variación ni cambio. Dios es luz. ¿Quieres el pan verdadero? Desee el pan del cielo, el pan que está en la eternidad, el mejor que Dios nos puede dar. Pero todavía ansiamos lo material. El pan del cielo nos alimenta y nos da vida eterna. Fuimos generados en la dimensión donde está Dios. Después del nuevo nacimiento, tenemos la naturaleza de la dimensión de Dios. Fuimos generados por la Palabra de verdad, que está en la eternidad.
Juan 5:29; 1 Corintios 15:20-23,51-54
- Si realmente amamos al Señor, no seremos lanzados fuera, Dios cuidará de nosotros. Jesús es el enviado, no hacía su propia voluntad, sino la voluntad del Padre: la resurrección en el último día de los que fueron entregados al Hijo. La resurrección de los últimos días es la resurrección de la vida. El cristiano cuando muere físicamente; en verdad no muere, sino que duerme. En la segunda venida de Cristo, los que duermen despertarán transformados. Semejante transformación es para que podamos disfrutar de la vida eterna. La resurrección es para la vida eterna. ¡Esto nos hace felices! Jesús es el pan que descendió del cielo para darnos vida eterna. ¡Jesús es el Señor!