Palabra ministrada por el Hermano Pedro Dong, transmitida por el Instituto Vida para Todos, directamente desde el auditorio de la Iglesia en São Paulo, el 31/08/2024. Texto no revisado por el autor.
Te animamos a ver el mensaje completo en el canal de Youtube del IVPT.
1 Juan 2:12-14
- Juan escribe su primera carta con mucho cariño y cuidado. Él utiliza la palabra “hijitos” como un padre ya anciano que trata con amor a sus hijos espirituales (1 Juan 2:1). Sin embargo, a partir de 2:12, clasifica a los destinatarios en tres grupos: hijitos, jóvenes y padres, según su crecimiento y madurez espiritual, no según su edad física.
Lucas 24:46-47; Hechos 5:30-32
2.Primero, Juan habla a los hijitos, aquellos que están en la primera etapa espiritual, recién descubren la salvación y comienzan a vivir la vida cristiana. En esta etapa es sumamente importante conocer el perdón de los pecados, elemento inicial del evangelio de Dios. Lo que se requiere del hombre es el arrepentimiento para el perdón de los pecados. Es necesario tener claridad y seguridad de que podemos recibir el perdón de los pecados al creer en Él (Hechos 10:42-43; 13:38). Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3), y Su sangre realizó la eterna redención (Hebreos 9:12, 28).
3.Hablar de perdón y remisión de pecados parece sencillo y superficial. Sabemos que, si pecamos, podemos confesar (1 Juan 1:9). Sin embargo, esto puede llevarnos a pensar que ser perdonado es algo fácil, y puede ser que no le demos mucho valor a la preciosa sangre del Señor y por tanto no tengamos celo de no pecar. Pero, para que Dios pudiera recibir a un pecador, Cristo tuvo que realizar una obra grandiosa.
4.Hablamos en el último mensaje del propiciatorio, la tapa del arca del pacto, en la cual estaba el testimonio, es decir, las dos tablas de la Ley (Levítico 16:11-15, 23:26-28; Éxodo 37:1-9). Ellas representan quién es Dios y cuál es Su naturaleza. Para ser recibido por Dios, el hombre debe cumplir con las exigencias de este testimonio. Dios es justo y lleno de gloria, el hombre pecador no puede encontrarse y tener comunión con Él. Por eso, en el Antiguo Testamento era necesario que Aarón, como sumo sacerdote, hiciera expiación por sus propios pecados y los del pueblo.
5.Aarón necesitaba matar un becerro y usar su sangre para entrar al Lugar Santísimo, junto con dos puñados de incienso molido y un incensario. En el interior, sobre el propiciatorio, la tapa del arca, estaban dos querubines que velaban por la gloria y el testimonio de Dios. Todo hombre que entrara al Lugar Santísimo y no cumpliera con los requisitos de la santidad y justicia de Dios sería eliminado.
6.En el Antiguo Testamento, sólo Moisés tenía libre acceso para encontrarse con Dios entre los querubines sobre la tapa del arca. Para otros sería imposible. Necesitaban un sumo sacerdote, que sólo podía entrar con la sangre y el incensario para que el humo del inciensocubriera el propiciatorio, y los querubines no pudieran verlo. Así, podía entrar y rociar la sangre como propiciación por los pecados. Sin embargo, en Su sabiduría, que es Cristo, Dios diseñó todo. El humo del incienso representaba la muerte y resurrección de Cristo. Gracias a Dios, hoy los pecadores podemos tener acceso a Dios.
- Es elemental saber sobre el perdón de los pecados. Cuando el hombre desobedeció a Dios y comió del árbol que Dios le había dicho que no comiera, el pecado y la muerte entraron en el mundo, y la muerte se extendió a todos los hombres porque todos pecaron (Génesis 3; Romanos 5:12). Después de la caída, el hombre fue expulsado del huerto, y Dios colocó querubines (la gloria de Dios) con una espada (la justicia de Dios) llameante (la santidad de Dios), que no permitía que nadie que no fuera aprobado por la justicia y la santidad de Dios tuviera acceso al árbol de la vida (Génesis 3:24). Como pecadores, perdemos el acceso a Dios, que es vida. Sin embargo, mediante la redención de Cristo, lo recuperamos. No debemos tener miedo de ser heridos por los querubines, porque Cristo murió por nosotros (Hebreos 4:15).
Romanos 7:14-20
8.No debemos pensar que después de ser salvos, la naturaleza pecaminosa ha sido erradicada de nosotros. No. El pecado todavía habita en nuestra carne. No tiene sentido tratar de perfeccionarla o tener esperanza en ella – la carne necesita ser crucificada con Cristo, porque en ella no habita ningún bien. Lo que nos libera de la ley del pecado y de la muerte es la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús (Romanos 8:1-2). Quien está en Cristo Jesús está en otra esfera, la celestial.
9.Después de la caída, el hombre se conectó con el diablo, el padre de la mentira (Juan 8:44). Se convirtió en parte del imperio de las tinieblas y se vio envuelto en el pecado y la muerte. Él no tiene la fuerza para liberarse de la ley del pecado y de la muerte, porque actúa como la gravedad y hace inevitable la caída. Gracias a Dios, un día recibimos al Señor Jesucristo por la fe, y Él nos dio Su Espíritu, que habita en nuestro espíritu y cuya ley es más fuerte. La ley del pecado y de la muerte nos empuja hacia abajo, pero la ley del Espíritu y de la vida es como un cohete que vence la ley del pecado y de la muerte y nos lleva a la esfera celestial. La única manera de vencer el pecado es vivir en el espíritu.
Romanos 6:6; 8:3-8
- Ya no debemos vivir según la carne y el viejo hombre, pues Cristo ya los clavó en la cruz. La realidad de este hecho sólo se da en aquellos que no andan según la carne, sino según el Espíritu. Lo que controla al ser humano es la mente, que define dónde vivimos: en la carne o en el espíritu. El resultado de poner la mente en la carne es la muerte; el resultado de ponerla en el espíritu es vida y paz. Colocamos la mente en la palabra de Dios al practicar la transcripción, la inmersión, dormir con Dios, despertando con Dios. De esta manera ponemos la mente en el espíritu y ya no somos esclavos del pecado.
1 Juan 1:9
- Si pecamos, debemos confesar nuestros pecados a Dios, que es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda injusticia, para que no se interrumpa la comunión de vida con Dios y con los hermanos. No vivir más en pecado no es sólo una cuestión moral; más bien, la mayor pérdida es quedar separados de la comunión de vida. Los hijitos necesitan conocer bien la importancia del perdón de los pecados para permanecer siempre en comunión con el Cuerpo y en la circulación de vida.
1 Juan 2:13
12.El segundo grupo son los padres. Representan a los más maduros de la Iglesia, aquellos que se encuentran en una etapa avanzada de madurez. Son ellos quienes, de hecho, asumen la responsabilidad de apacentar las ovejas con la Palabra y pastorear el rebaño de Dios, no como dominadores de quienes les han sido confiados; más bien, son modelos del rebaño (1Pedro 5:2-5).
13.Los más maduros no son necesariamente los de mayor edad ni los que tienen mayor conocimiento bíblico. Más bien, son aquellos que muestran responsabilidad por el rebaño de Dios, lo cuidan, lo pastorean y lo apacientan. No están allí por avaricia, no actúan porobligación, sino que son maduros en la vida divina, están llenos de ella y son impulsados por ella a cuidar con amor del rebaño. Los que quieren dominar no son los más maduros, sino los que están en la esfera del mundo. Debemos estar en la esfera del reino de los cielos.
- Ser dominante está en oposición a ser modelo. El modelo es una referencia para el rebaño. Los padres deben ser una referencia para toda la Iglesia. Necesitamos personas maduras que sean patrón para los demás, para que tengan una referencia a seguir. Los padres dan estabilidad a la casa de Dios. Por eso no pueden ser inestables e indecisos, sino confiables y sólidos, pues conocen a Aquel que es desde el principio. (El verbo conocer en griego está en tiempo perfecto, que se usa para indicar una acción completada en el pasado, pero con efectos o relevancia continua en el presente. Así, se puede decir que los padres han conocido a Dios en un sentido absoluto.)
Juan 1:1-2
- En el principio era la Palabra, la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. Él, la Palabra, estaba en el principio con Dios. Los padres, ante todo, sepan que Dios existe desde el principio, en Él no hay mudanza ni sombra de variación (Santiago 1:17-18). Quienes realmente conocen a Dios tienen un fundamento sólido, no titubean, porque Dios no varía y no hay en Él sombra de variación. La principal característica de los padres es la firmeza, y esto refleja la dirección firme de la Iglesia. Si los líderes de una Iglesia dudan, los hermanos se sentirán inseguros, sin un referente que los guíe. Con personas maduras en el liderazgo, nos sentimos seguros. A través de la vida de quien existe desde el principio, la persona madura pasa a tener las mismas características de Él.
1 Corintios 2:4
- Los padres saben que es el poder de la palabra el que realiza la obra de Dios. Cristo es la Palabra de vida, la vida eterna misma, que estaba con el Padre y se manifestó a nosotros. El apóstol Juan anunció la Palabra de vida, que es Cristo como vida eterna, introduciendo a quienes la oyeron y creyeron en ella en la comunión de vida con Dios y la Iglesia (1 Juan 1:1-3). Esto resulta en un lastre sólido para que la Iglesia navegue por el mundo, como un barco con dirección segura, no como un barco a la deriva.
1 Juan 2:13-14
- Además de hijitos y padres, en la Iglesia también tenemos los jóvenes para luchar contra el Maligno. Los jóvenes son aquellos que ya han superado la etapa inicial de la vida cristiana, con quienes el Señor puede contar en la lucha por el reino de los cielos, que es el reino de Dios en vida. Para luchar contra el Maligno necesitamos saber quién es nuestro enemigo, dónde está y cuáles son sus armas.
1 Juan 2:15-17
- El mundo es el arma que tiene el Maligno para intentar derrotarnos, para luchar contra la voluntad de Dios. Dios no nos saca del mundo, pues necesitamos vivir en él para rescatar a otros. El mundo (kósmos) es un sistema organizado con jerarquía y estructura de poder, para dominar a la humanidad, un sistema mundial que domina la política, la economía, la religión y la cultura de todos los pueblos y naciones desde que la caída del hombre abrió la puerta al Maligno para entrar. Por eso, hoy necesitamos jóvenes.
Génesis 1:1
- En Su creación, Dios primero creó los cielos y los ángeles, antes de crear la tierra (Génesis 1:1). Lo hizo con mucha sabiduría y prudencia, teniendo a Cristo como Sabiduría y Arquitecto mismo (Proverbios 8:12, 22-30), en debido orden para ser habitada (Job 38:4-7).
Isaías 45:18
20.Sin embargo, en algún lugar muy lejano, un ángel se rebeló y desafió la autoridad de Dios. A este levantamiento se le unieron ángeles y criaturas preadámicas, lo que provocó el juicio de Dios sobre Satanás y sus seguidores. Así, después del juicio de Dios sobre la primera creación, la tierra quedó desordenada y vacía (Génesis 1:2). Pero el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas para traer vida nuevamente a la tierra.
21.Dios no abandonó Su propósito eterno que estableció en Cristo Jesús (Efesios 3:11), Él decidió restaurar Su creación en seis días (Génesis 1:2 – 2:3). En este nuevo capítulo de la creación, Dios creó al hombre a Su imagen, conforme a Su semejanza, para que dominara la tierra (v. 26), es decir, Dios quiere establecer Su reino por medio de Su vida cuando esta gobierna al hombre. Por eso Dios colocó el árbol de la vida en medio del huerto (Génesis 2:9) para que el hombre pudiera recibirlo como vida. Así, Dios gobernaría al hombre por medio de la vida, y el hombre gobernaría toda la tierra.
22.Satanás no era parte de esta nueva esfera de la creación. Disfrazado de serpiente, el diablo engañó a Eva para que comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal del que Dios les había dicho que no comieran, y ella se lo dio a su marido, quien también comió (Génesis 2:17). Así, por la desobediencia de un hombre, muchos llegaron a ser pecadores (Romanos 5:19), porque por un hombre el pecado entró en el mundo, y por el pecado, la muerte; y la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron (Romanos 5:12).
23.Es importante señalar que Satanás no hacía parte de la esfera de la creación que Dios restauró. Pero la desobediencia del hombre abrió la puerta a Satanás, y con él, al pecado y a la muerte. Este fue el segundo cataclismo en el universo creado por Dios (el primero fue la rebelión de Satanás). Con el pecado, Satanás comenzó a reinar en este mundo a través de la muerte (Romanos 5:14), por eso fue llamado por el Señor Jesús príncipe del mundo (Juan 12:31-32; 14:30; 16:11) y hoy él reina sobre el mundo por medio de sus principados y potestades, los gobernadores de este mundo tenebroso, las fuerzas espirituales del mal (Efesios 6:12). El mundo yace bajo el maligno (1 Juan 5:19). Este es el imperio de las tinieblas del cual Dios nos liberó para entrar en Su reino (Colosenses 1:13).
24.Hay un contraste: nosotros somos de Dios, y el mundo es del maligno. El mundo está muerto, porque en él reina la muerte. Satanás reina en el mundo y hace en él lo que quiere. Pero nosotros pertenecemos a Dios y lo que reina en nosotros es la vida. Por medio de Cristo, la gracia ha venido a todos los hombres para la justificación de vida; así, a través de la Iglesia, nosotros que hemos recibido la abundancia de la gracia y el don de la justicia reinaremos en vida (Romanos 5:17-18). El perdón de los pecados es para la justificación. Dios nos justifica porque quiere darnos vida y reinar en nosotros, y reinar en el universo por medio de nosotros por la vida.
25.Jesús dijo a sus discípulos que en el mundo los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no es así en la Iglesia, en el reino de los cielos, porque el que quiere ser grande debe ser siervo de todos (Mateo 20:25-28). Estamos bajo el suministro de vida, hemos recibido vida eterna mediante la palabra de vida y los apóstoles nos han introducido en la comunión de vida. Dios hoy reina en la Iglesia a través de la circulación de vida. Dondequiera que esté la Iglesia como realidad del reino de los cielos en la tierra, hay un solo reinar de vida porque esta palabra única circula, y esto nos hace totalmente uno.
26.A lo largo de la historia, la Iglesia ha sido contaminada por el sistema jerárquico del mundo. La lucha por el poder, el prestigio y el dominio sumió a la Iglesia en una profunda degradación durante 19 siglos. Satanás es astuto y usa el mundo como instrumento para hacer su voluntad.
27.La cultura del mundo también ha distraído al hombre del gobierno de Dios y de Su Palabra, la cual trae luz para dar dirección y poder para llevar a cabo la obra de Dios. El concepto de democracia presente en la cultura griega hizo que los corintios actuaran por el derecho de elegir al predicador que más les agradara (1 Corintios 1:11-13; 3:1-5).
28.La religión judía, que también forma parte del mundo sistematizado, influyó en los gálatas para volver a la práctica de la ley, aceptando el otro evangelio y retrocediendo. Cuando Dios dio la ley al pueblo judío, no hubo intención de crear una religión, sino de guardarla hasta que viniera Cristo. Cristo se entregó por nuestros pecados para desarraigarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios y Padre (Gálatas 1:4-9). El mundo todavía ejerce poder sobre los hijos de Dios a través de las riquezas. Jesús dejó claro que no podemos servir a dos señores: a Dios y a las riquezas (Mateo 6:24). En este versículo, la palabra hebrea para riquezas es mamón; es la riqueza personificada.
- La primera Iglesia, engendrada en el día de Pentecostés, no tuvo influencia del mundo; ella perseveró en las enseñanzas de los apóstoles, y en su comunión en la Palabra estableció el gobierno de Dios (Hechos 2:42). La comunión en la Palabra también promovió la comunión de vida, que es la circulación de la vida divina entre los miembros del Cuerpo de Cristo, y así la Iglesia creció (vs. 46-47). Si mantenemos la circulación de vida, el número de personas ciertamente crecerá. Creemos que esto es posible. Los adolescentes han hecho cosas sobrenaturales. A través del “Ven y ve” es posible acercar a decenas de personas. Y con la ayuda de capitanes e intendentes podemos multiplicarnos rápidamente. El Señor nos está bendiciendo. Los intendentes deben cuidar a las personas nuevas a través de grupos familiares.
30.El dinero no ejercía poder sobre los cristianos en la Iglesia primitiva, ya que vendían sus propiedades y depositaban las ganancias a los pies de los apóstoles (Hechos 2:44-45; 4:32-35). Con este contexto, ahora podemos entender lo que significa: No améis al mundo ni las cosas que hay en el mundo. El mundo es el arma de Satanás para confundir a la Iglesia y corromper el corazón del hombre. Esto es muy grave: si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él (1 Juan 2:15). O nuestro corazón está ocupado por Dios o por el mundo; no hay manera de amar a Dios y amar al mundo.
31.Satanás usa todo lo que hay en el mundo para ocupar nuestros corazones. Los deseos de la carne se refieren a la sensualidad, los deseos carnales (Romanos 1:24), las obras de la carne, como la inmoralidad sexual, la impureza, el libertinaje (Gálatas 5:19; Colosenses 3:5, KJA). La concupiscencia de los ojos se refiere a los deseos del alma, como la vanagloria, la vanidad, el prestigio, el poder, de donde se originan la envidia, la rivalidad, el odio, la maldad, la difamación. La vanagloria de la vida se refiere a la exhibición de riqueza, arrogancia, desprecio por los demás, superioridad y orgullo. Nada de esto viene del Padre, sino que viene del mundo.
1 Juan 2:17
- El mundo pasa, y también sus concupiscencias; pero el que hace la voluntad de Dios permanece eternamente. El mundo está en oposición al Padre, todo en el mundo está en contra de la voluntad del Padre. Él quiere distraernos para desviarnos de la voluntad de Dios. Quien ama a Dios y hace Su voluntad permanece eternamente.
33.Con todo esto expuesto, vemos la sutileza del enemigo de Dios para derrotar a los hijos del reino: el mundo y su concupiscencia. El mundo ejerce un gran poder sobre la Iglesia porque ésta todavía está en el mundo, sujeta a las reglas de la sociedad en áreas como la educación, el mercado laboral y la necesidad de recursos financieros. Jesús no oró al Padre para que nos sacara del mundo, sino para que nos guardara del mal (Juan 17:14-16). Todavía tenemos que vivir en el mundo para poder edificar la Iglesia, salir a las calles a rescatar personas y predicar el evangelio del reino.
Juan 17:17
- El camino de la victoria es que el Señor nos santifique en la verdad a través de la Palabra de Dios. En el mundo sólo hay apariencia. Es como una pompa de jabón, desde lejos se ve hermosa, pero cuando te acercas desaparece. ¡Sólo Dios tiene realidad!
Romanos 8:18-23
- La caída del hombre abrió la puerta para que el pecado y la muerte entraran en el mundo (Romanos 5:12), y el mundo comenzó a sufrir el cautiverio de la corrupción. Toda la creación sufre bajo esta opresión. Pero la manifestación de la gloria de los hijos de Dios, cuando la Iglesia alcance la plena filiación, redimirá a la creación de la esclavitud de la corrupción para la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Liberemos a este mundo de la corrupción de la que somos culpables. Un día seremos completamente libres, cuando seamos trasladados a la manifestación del reino celestial. Por eso, hoy vale la pena vencer al mundo. ¡Jóvenes, ustedes son fuertes porque vencieron al mundo por la palabra!