1.La “raíz” de los falsos maestros es la misma de los ángeles caídos, descrito en el capítulo sexto de Génesis y de la sociedad libertina en la época de Lot. Por tanto, Dios, el juez justo, los juzgará con el mismo peso de juicio (2 Pedro 2:1-9).
2.Los falsos maestros son aquellos que, hace mucho tiempo, dejaron de andar según la dirección del Espíritu. No podemos andar para satisfacer nuestras pasiones, debemos hacer la voluntad del Señor (2 Pedro 2:10; Efesios 1:9-10; Mateo 7:21).
3.Cuando no andamos según el Espíritu, comenzamos a despreciar cualquier tipo de autoridad. No podemos ir en contra de la autoridad establecida por Dios. Necesitamos honrar a los padres, a las autoridades del gobierno humano y especialmente a las autoridades que el Señor instituyó en la Iglesia (Romanos 13:1-7; 1 Pedro 2:13-17; Efesios 6:1-4; Colosenses 3:20).
4.Nuestro deseo debe ser agradar al Señor, tal como Pablo: “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (2 Corintios 5:6-8) (Alimento Diario, Libro 2, semana 3, jueves, pág. 48).
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