1.Satanás usa las riquezas para usurpar el corazón del hombre. ¡No caigamos en esta trampa! El enemigo usa cosas legítimas para ocupar nuestro corazón. Si nuestro corazón está ocupado con estas cosas, no habrá lugar para la palabra del Señor (Mateo 6:33-34; Lucas 12:22-24).
2.Nuestro corazón necesita tener espacio para que la palabra de Dios, como la semilla del reino, entre y dé fruto. La predicación del evangelio tiene como objetivo desocupar el corazón de las personas y ablandar el suelo para que la palabra pueda entrar y producir el reino de Dios. No dejes que el enemigo gane esta batalla. ¡Esta lucha es nuestra! (Mateo 13:8).
3.La palabra de Dios es la verdad que santifica a la iglesia. Circula entre nosotros como el agua que nos lava, eliminando todas las impurezas de nuestra naturaleza humana, colocando en nuestro corazón la realidad misma y la verdad de Dios. De ahí la importancia de permanecer en la enseñanza de los apóstoles (Juan 17:17; Efesios 5:26).
4.”No fuimos llamados a volver al mundo, ni a vivir para nuestros propios intereses […]. Dios tiene un encargo mucho mayor para nosotros: cuidar de Su rebaño (1 Pedro 5:2; Juan 21:17). (Alimento Diario, Libro 4, Sem.01, Viernes, p.15).
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