1.Podemos extraer muchos principios de la historia de Abraham, para ser hoy, aquellos que tienen un corazón de hacer la voluntad de Dios y completar Su voluntad en esta era. El Señor necesita de los obreros de la última hora que cooperen con el Espíritu para realizar Su obra (Josué 24:2-3; Mateo 20:1-16; 24:45-46).
2.Aprendemos de Abraham la lección de conocer el Dios verdadero. No buscamos al Señor por interés personal, sino simplemente porque Él es el Dios que nos creó y al que queremos servir, amar y consagrar nuestra vida (Isaías 51:2).
3.El corazón de Abraham no estaba puesto en riquezas terrenales, posesiones o un rebaño. Sólo quería servir y ser útil al Dios verdadero (Hebreos 11:8-10).
4.“La obra de Dios se realiza por Su palabra. Por eso Pedro trabajó para que la verdad presente estuviera siempre entre los hermanos, para que fuesen confirmados en ella, aún después de su partida (2 Pedro 1:12-15)” (Alimento diario, Libro 7, Semanna 2, Lunes, pág. 21).