CONFERENCIA INTERNACIONAL – Mens. 11: En Betania están los que aman a Jesús

Palabra ministrada por el Hno. Pedro Dong en la Conferencia Internacional, transmitido por el Instituto Vida para Todos, directamente desde el Auditorio Perla en Sumaré – SP, el 15/02/2024. Texto no revisado por el autor

Te animamos a ver el mensaje completo en el canal de Youtube del IVPT.

 

 

Juan 11:44-46

  1. Todo lo que Dios hace tiene un propósito: hacer Su voluntad. En Juan 11, Jesús realizó un gran milagro al resucitar a Lázaro, que llevaba sepultado cuatro días. El Señor vino a llamar a Sus ovejas para formar Su Iglesia. Y aquellos a quienes Jesús llamó no son los buenos, los justos, que son los que no necesitan médico; los llamados son aquellos como el ciego de nacimiento, el paralítico o incluso Lázaro que estaba muerto y ya en descomposición. ¡El ciego empezó a ver, el paralítico empezó a caminar y el muerto resucitó! Acontecieron milagros con estas personas y el Señor las llamó a ser parte de la Iglesia 
  1. En este sentido, los hermanos líderes de las Iglesias deben ser sensibles a la obra del Espíritu en la vida de los hermanos. Tenemos algunos hermanos, algunos jóvenes que antes estaban paralíticos, ciegos o incluso muertos. Pero un día la Palabra llegó a ellos y comenzaron a caminar, a ver. Algunos, antes, podrían haberse sentido inútiles en la Iglesia, muertos, pero un día la Palabra vino a ellos diciendo: “¡Ven fuera!”, y ellos fueron resucitados. El papel de los hermanos lideres es desatar las ataduras de estos hermanos, involucrándolos en la edificación de la Iglesia, para que sean útiles en las manos del Señor. Vamos a quitar las ataduras a estos hermanos para que sean personas útiles 

Efesios 2:8-12

  1. Cuando Jesús resucitó, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres, para que fueran útiles a Dios. Hoy somos hechura Suya, Él obró en nosotros para que seamos útiles para la edificación (Efesios 2:10). Las buenas obras para las cuales Él nos creó son para la edificación del tabernáculo. El Señor sanó la parálisis, la ceguera y resucitó a hombres talentosos, para que podamos ser útiles en perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, que es la edificación del Cuerpo de Cristo. Estos son hombres hábiles para la edificación de la Iglesia. 

Juan 11:45-46

  1. Además de hombres hábiles, el Señor también llama materiales para la edificación: los que creyeron en Él (Juan 11:45). Sin embargo, en el versículo 46 vemos a aquellos hombres que todavía estaban preocupados sólo por sus propios intereses y no por los intereses de Dios, y por eso buscaban denunciar a Jesús. Estaban preocupados por su posición de liderazgo y privilegio más que por la obra de Dios. Dentro de la Iglesia puede pasar esto: personas que se acostumbran a la estructura del poder, que acaban trabajando por sus propios intereses, y no por los intereses del Señor. Debemos tener un corazón puro, no buscando privilegios, sino la voluntad del Señor. 

Juan 11:47

  1. Estos religiosos ya no sabían qué hacer con Jesús, ya que la gente seguía creyendo en Él. Entonces convocaron al Sanedrín para averiguar qué iban a hacer con Jesús. No vemos ninguna preocupación en ellos de entender si este Jesús sería realmente el Mesías, el enviado de Dios. Estaban centrados en sus propios intereses. 

Juan 11:48-52; 14:16-17; 20:19-22

  1. Dios, en Su sabiduría y omnipresencia, usó a Caifás para profetizar sobre la muerte de Jesús. Jesús necesitaba morir para convertirse el Espíritu de Verdad, el otro Consolador. De hecho, cuando resucitó, el Señor se apareció a los discípulos en un cuerpo de resurrección y sopló sobre ellos el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad. Por eso convenía que Él muriera. ¡Hoy Cristo está en nosotros! 

Romanos 8:9-11; Hechos 2:1-4

  1. Quien habita en nosotros es el Espíritu de Dios, el Espíritu de Cristo. ¡El mismo Dios Triuno habita en nosotros! Cristo mismo está en nosotros, y no sólo un representante de Dios, como algunos creen. ¡El mismo Espíritu que ejerció la grandeza de Su poder al resucitar a Jesús de entre los muertos vive en nosotros! No nos falta poder, sólo necesitamos activarlo. Para activarlo necesitamos la Palabra Profética. ¡Jesús necesita hablar! Y, cuando creemos, activamos el poder de esta Palabra. En Pentecostés, los otros idiomas que ellos hablaron son los idiomas de las naciones de origen de los judíos que estaban allí. El bautismo del Espíritu Santo aquí es la introducción de estos hombres en el Cuerpo de Cristo, en la Iglesia, para que puedan edificar. De la misma manera, el Señor sanó y los resucitó, para que los sanados pudieran ser edificadores. 

Juan 11:53-57; 12:1; Marcos 14:3

  1. Esta Pascua en Juan 11, fue la última Pascua de Jesús. El verdadero Cordero Pascual de esta Pascua era Jesús. Antes de la Pascua, Jesús subió a Betania, donde tenía a la familia de Lázaro, que había resucitado. Esta familia amaba a Jesús. Seis días antes de la Pascua era el tiempo que le quedaba a Jesús y, en ese momento, Jesús encontró un lugar extremadamente receptivo a Él, que representa la vida de la Iglesia. Hoy tenemos un ambiente extremadamente receptivo a Jesús, por lo que podemos sentir Su presencia aquí. Nuestra alabanza, cuando saltamos, no es nada fabricado, es algo que surge de una alegría interior. Estando en Betania,¿quién le dio el banquete a Jesús? Un leproso. Los miembros de la Iglesia son personas que fueron sanadas, resucitadas por Él. Aquí el Señor tiene a aquellos que lo reciben, a los que lo aman, a los que Él sanó y resucitó. 

Juan 12:3-5; Mateo 20:2

  1. El denario era una moneda de plata romana, y se consideraba una buena paga por un día de trabajo, como en la parábola de los trabajadores de la viña. Este denario es nuestro salario por nuestro trabajo de la última hora. En esta última hora, debemos hacer todo lo que falta por hacer. Hagamos la voluntad de Dios, edificando la casa de Dios en nuestros días. ¡Esta es la responsabilidad de los trabajadores de la última hora!
  1. Así, trescientos denarios, que era el valor del perfume, era un precio muy alto, equivalente a trescientos días de trabajo. ¿Vale Jesús ese precio? María rompió el salario de un año y lo derramó a los pies del Señor Jesús. Debido a que en esa época usaban sandalias, sus pies a menudo se ensuciaban. Por eso, en aquella época, era costumbre que el anfitrión preparara agua para que sus invitados se lavaran los pies. Pero María lavó los pies de Jesús con este costoso perfume y secó Sus pies con sus cabellos. El cabello es la gloria de una mujer. María usó su gloria, su orgullo, se rebajó, se humilló, puso la parte más alta de su cuerpo sobre la parte más baja del cuerpo de Jesús, los pies, que están expuestos a la suciedad. Esta fue una expresión máxima de su amor por Jesús. En nuestro pasado, pudimos haber sido pecadores, leprosos, pero después de que el Señor nos ha colocado en la vida de la Iglesia, exige algo de nosotros: ¡amarlo sobre todo! 

Deuteronomio 6:3-9

  1. En la Iglesia es necesario que exista este ambiente de amor. Debemos amarlo con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Podemos pensar que no tenemos la capacidad de amar al Señor, pero si permitimos que la Palabra de Cristo sea inculcada en nuestro corazón, el amor de Dios quedará grabado en nuestro corazón. Por hacer inmersión, inculcar la Palabra, hablar la Palabra Profética entre nosotros, tendremos esta intensidad de amor por el Señor. Esta práctica está infundiendo la realidad de la Palabra de Dios en nosotros.

Marcos 14:8-9

  1. Jesús nos dijo que contáramos, cuando predicáramos el evangelio, la historia de María. Esto significa que, si estamos llenos de amor al Señor, inculcando en nosotros la Palabra, tendremos la realidad de amar al Señor con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. De esta manera, las personas a quienes vamos a predicar el evangelio se darán cuenta de la intensidad de nuestro amor por Él, y luego generaremos otros locos por el Señor. Si somos indiferentes, generaremos personas indiferentes. Pero si amamos al Señor como María, y aún en el mal tiempo, pagamos el precio por el Señor, saliendo a las calles a orar por las personas, la gente notará este amor intenso, y generaremos otros frutos que aman al Señor. 

Juan 12:4-6

  1. Judas no se preocupaba por los pobres. El problema es que no tenía esa consideración por Jesús y pensaba que era un desperdicio, una exageración. Los adolescentes de hoy tienen un amor intenso por el Señor: lo único que piensan es en las casas de adolescentes, la transcripción, la inmersión. Quien no tiene este amor intenso no los entiende. El Señor ama el corazón de ellos. Si comentamos: “¡qué desperdicio!”, de este intenso amor hacia ellos, nuestro corazón pertenece a Judas Iscariote. La preocupación de Judas por los pobres era una mera fachada de espiritualidad. Judas era uno de los doce discípulos, pero se hizo tan conocido que los líderes judíos lo buscaron. Judas surfeó sobre la ola de Jesús para hacerse famoso. Muchos hoy hacen esto y luego hacen una obra de traición. Gracias a Dios Jesús tuvo once discípulos más. Nosotros somos esos once 

Juan 12:7-8

  1. Judas se sentía incómodo con el intenso amor de María por el Señor Jesús. Asimismo, algunos se sienten incómodos con el gozo, el amor y el disfrute de algunos hermanos. Pero, así como María, debemos aprovechar la oportunidad para amar al Señor. Aprovechemos cada oportunidad para amar al Señor, para demostrar nuestro amor al Señor.

Juan 6:64, 70-71

  1. Jesús ya estaba advirtiendo que alguien Lo traicionaría. La traición es algo del diablo. El diablo necesita entrar en el corazón de una persona para obligarla a hacer esto. La fachada de la espiritualidad de preocupación por los pobres, de hecho, pretende enmascarar los verdaderos intereses del corazón. La vida de la Iglesia pone a prueba a las personas, pone a prueba los intereses, las ambiciones, la búsqueda de fama, popularidad o incluso dinero. Aquí el Señor prueba los corazones. Sólo quedan aquellos que son puros de corazón. Todo lo que se hace en tinieblas algún día quedará expuesto por la luz. Estas personas generalmente se irritan por lo que consideran exageración o despilfarro. 

Mateo 26:8; Juan 12:3

  1. Algunos discípulos fueron influenciados por la negatividad de Judas. No nos rodeemos de gente negativa. Estar rodeado de gente negativa nos vuelve negativos. ¡No caigamos en eso! ¡Salgamos con los que hablan cosas buenas, que hacen inmersión! No consideremos que el amor de los hermanos al Señor sea un desperdicio. ¡El Señor vale todo lo que tengo, cada sacrificio, toda nuestra vida! Los discípulos no sabían que ésta era una oportunidad única para preparar la sepultura de Jesús. ¡De la misma manera, estemos dispuestos a “desperdiciar” toda nuestra vida por el Señor! ¡Él vale toda nuestra dedicación! ¡Es un gran honor entregar nuestras vidas a nuestro Señor! Cuando tenemos una vida de la Iglesia con este amor intenso, la vida de la Iglesia queda perfumada, la casa se llena del olor del perfume del bálsamo. Disfrutamos un perfume de amor, entrega, consagración, desperdicio para nuestro Señor. La vida de la Iglesia es feliz, alegre y perfumada. El ambiente tiene la dulce fragancia del amor al Señor. 

Juan 12:9

  1. Los principales sacerdotes no sólo querían matar a Jesús, sino también a Lázaro porque, a través de su testimonio, muchos llegaron a creer en Jesús. Muchos adolescentes también dieron este testimonio del cambio de sus vidas. ¡Fueron resucitados por el Señor a través de la Palabra! Su testimonio llena el ambiente de la Iglesia. También somos testigos de la resurrección de Cristo en nuestras vidas. ¡Estábamos muertos, pero ahora estamos vivos, resucitados, sirviendo a Dios! 

Juan 8:44; Mateo 16;18

  1. Cuando el diablo entra en el corazón de alguien, como en el corazón de Judas y de los principales sacerdotes y fariseos, la persona que antes vivía con nosotros se vuelve agresiva, comenzando a atacar con un odio que proviene del diablo. El diablo está detrás de todo. Por tanto, nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados y potestades. Pero las puertas del Hades no prevalecerán contra la Iglesia edificada. Por lo tanto, ¡sigamos con la agenda positiva, luchando por el reino, predicando el evangelio del reino, luchando por la edificación de la casa de Dios!

 

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