INMERSIÓN DIARIA Domingo | Mens. 22 – La Crucifixón de Jesús

  1. Después de la resurrección, Jesús fue glorificado y se convirtió en el Espíritu de verdad, que habita en todos los que creen en Él, como un manantial de agua viva que brota. Él está hoy en nosotros como el Espíritu de verdad, como la unción interior, suministrándonos a través de Su Palabra (Juan 7:37-39; 4:14; 6:63).

  2. Al creer en el Señor Jesús y en Su Palabra, recibimos la vida eterna. Esta vida es como agua dinámica que fluye. Permitan que, por medio de la Palabra, esta agua fluya hacia los demás a través del “¿Puedo orar por ustedes?”, a través de la inmersión y de inculcar la Palabra. ¡Así esta agua dará vida a muchas personas! ¡Créelo! (Juan 6:63; 19:35).

  3. Cristo vino para ser Rey. Él es el rey de nuestras vidas. ¡Él reina sobre la iglesia y reinará sobre el mundo entero! Él será Cabeza sobre todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra. ¡Dios encabezará todas las cosas en Cristo! (Efesios 1:9-10; Filipenses 2:9-11).

  4. Gracias al sacrificio de Jesús, todo fue posible. Estamos aquí como Su extensión. Ya no tenemos tiempo para vivir para nosotros mismos, para nuestras propias ambiciones o intereses. ¡Entreguémonos al Señor!¡Él se entregó, sufrió en la cruz, murió y resucitó por nosotros! ¡Cumplamos la voluntad de Dios hasta el final! (Juan 19:30; 2 Corintios 5:14-15).

 

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