INMERSIÓN DIARIA Lunes | Mens. 24 – Simón, pastorea mis ovejas

  1. En obediencia a Dios Padre, Jesús vino al mundo para que todo aquel que creyera en Él recibiera la vida eterna. En todo Su vivir humano, Jesús no buscó la gloria para Sí mismo, sino que se enfocó en hacer la voluntad de Dios (Juan 1:12; 3:16; 5:19; 17:1-4).
  1. A pesar de ser  rechazado  por muchos, Jesús encontró en Betania una casa que Lo amaba, constituida por personas que antes estaban muertas en sus delitos y  pecados,  que  eran rebeldes, paralíticos y ciegos en cuanto a las cosas espirituales, pero que ahora, han recibido la sanidad y el perdón de Dios, han resucitado con Cristo y andan según la verdad. ¡Esta es la vida de la iglesia y tú eres parte de ella! (Juan 5:5- 11; 9:1-12; 11:25-26; 12:1-8; Mateo 26:6; Efesios 2:1-7; 4:1, 17-24)
  1. El Señor nos llama “mis  ovejas” porque  Lo  conocemos  y   escuchamos Su voz. Estamos  en  las  manos  del Señor, somos íntimos de Él y nos enfocamos en hacer Su voluntad (Juan 10:14-15, 27-29).
  1. ¡Nuestro Dios disfruta de celebrar! Él vive en un ambiente de completa felicidad. Por lo tanto, Dios no nos creó ni nos puso en el mundo para vivir solos, sino para participar de esta maravillosa y divina celebración por toda la eternidad (Proverbios 8:22-31) (Alimento Diario, Libro 1, Semana 2, lunes, pág. 23-24).

 

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