INMERSIÓN DIARIA Sábado | Mens. 22 – La Crucifixón de Jesús

  1. Por Sus sufrimientos, Jesús verá su posteridad y prolongará sus días. ¿Quién es Su posteridad? ¡Es la iglesia, somos nosotros! ¿Cómo prolongará Sus días? ¡Somos Su extensión! Estamos prolongando los días de Jesús en la tierra. Y la voluntad de Dios prosperará en Sus manos (Marcos 15:25; Mateo 27:45-46; Isaías 53:10).

  2. Jesús compró la iglesia por el precio de Su sangre. Ya no somos de nosotros mismos. Somos del Señor. le pertenecemos a Él. Ya no tenemos derechos sobre nosotros mismos, porque fuimos comprados con Su sangre (Juan 1:29; 19:34; hebreos 9:22; Hechos 20:28).

  3. Los que estaban muy cerca de la cruz vieron que cuando uno de los soldados abrió el costado de Jesús con una lanza, salió sangre y agua. Los que estaban lejos sólo podían ver la sangre. Pero quien estaba cerca también vio el agua. La sangre significa que nuestros pecados han sido perdonados y el agua representa la vida divina que Jesús derramó cuando murió por nosotros (Juan 18:17, 25-27; 17:17; Efesios 4:17-21).

  4. “Todo aquel que cree en Jesús recibe vida eterna y se convierte en miembro de Su cuerpo (1 Corintios 12:27). La carne de Jesús fue entregada por nosotros en la cruz para que de ella viniera no solo la redención, sino también el fluir de la vida divina, la vida eterna” (Alimento Diario, Libro 6, Semana 4, sábado, página 69).

 

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